Deportes

Ejercicio de suficiencia

  • Casi a placer El Decano controló siempre un partido que ganó como le pareció oportuno Punto final El triunfo logrado en El Helmántico significa que el campeonato está prácticamente liquidado

La Liga terminó. El deseo de muchos ya es una realidad. Si tras el choque con el Numancia urgía darle carpetazo a una temporada para olvidar, después del paso por Salamanca ya no hay vuelta atrás. La permanencia es una realidad a falta de fecha. Otro año en Segunda Puede parecer poco, suena corto para los planes del inicio, pero más de uno suspiró de alivio cuando el nefasto Trujillo Suárez pitó el fina. Mirar los rostros salmantinos reconfortó. Durante muchas jornadas ambos clubes lucharon en una misma pelea. Esa que ya es pasado.

Si un equipo es el reflejo de lo que habita en su banquillo, el Salamanca es la mejor representación posible de su técnico. Rescatado del plácido olvido de los micrófonos para sacar del pozo a un conjunto sin recursos, su mensaje parece limitarse al estímulo y los arreones inconstantes propios de quien sabe que juega con el tiempo en contra y que el suyo como entrenador pasó. D'Alessandro ejerce un papel simbólico. Es un regreso a un pasado glorioso con tal de sostener las miserias de un presente angustioso. No le queda otra a una entidad que tiene muchas papeletas para irse a la Segunda B.

Línea por línea, los charros demostraron ser un bloque vulgar. Discreto en la creación y blando en la defensa, a poco que el Decano apretó se encontró con un cómodo encuentro. Posiblemente el más plácido de la temporada. No fue el más intenso ni el más brillante. No le hizo falta. Su oponente puso demasiado bajo el listón de la exigencia. Le bastó con aplicar someramente la ley del mínimo esfuerzo.

En una tarde sin posibilidad para el error no pudo encontrar mejor panorama el cuadro local. D'Alessandro pidió intensidad y empuje. Son sus armas. A los dos minutos se encontró con un clarísimo penalti de Mora sobre Despotovic. Trujillo Suárez le perdonó la expulsión al albiazul.

Los equipos que pintan mal suelen tener detalles definitorios de sus penurias. Una pena máxima prácticamente desde el túnel de vestuario es una oportunidad imperdonable. Sólo aquel que apunta a desastre es capaz de dejarla escapar. Guaita se encargó de demostrarlo con una parada que acredita su firme candidatura al Zamora Tuvo otra después en la que ya poco pudo hacer. Dos penaltis es abuso.

Es el Salamanca. Humo, viento, palabras, muchas ganas y poco fútbol. El Recre opuso orden, colocación y rigor. Dominó los tiempos y tuvo siempre el partido en su mano. Parecía el Numancia de hacía una semana. Una aceleración y se plantaba en las inmediaciones de Ribas. Demasiada superioridad como para dejarse algún punto.

Apenas hizo lo preciso. La primera mitad la liquidó con una buena jugada colectiva. Triangulación pocos toques, balón al espacio y centro al punto de penalti para que el nueve ejerza. De manual. Barrales correspondió a la elección de Agné con un certero cabezazo.

El Salamanca intentó responder con mucha intención y escasos argumentos. Un equipo atrapado en su laberinto. Atado por sus urgencias, con las ideas bloqueadas y amparado en un golpe de fortuna que le diese lo que los pies no le aportaban. El Decano vivió los minutos más plácidos del campeonato. Sin un rival que le ofreciese una presión consistente, apenas robaba el esférico se plantaba ante la meta charra. Carmona y Óscar Díaz dieron profundidad a los ataques. Faltó rematar con más goles, aunque la sensación permanente de superioridad hacía presagiar que llegarían si eran necesarios.

A D'Alessandro le tocó arengar de nuevo a los suyos en el vestuario. Mucha gesticulación y puños al aire no parecen suficientes elementos como para levantar un partido ante un oponente tan suficiente como el onubense. Agné ni salió del banquillo. Vivió con relajación casi toda la segunda parte.

Donde no llegan los equipos suelen hacerlo casi siempre los males inevitables del fútbol. Tuvo otra oportunidad. Segundo penalti para tentar la suerte de Guaita. El valenciano no pudo hacer nada ante Linares (64').

Lo que hubiese sido un contratiempo insuperable se quedó en anécdota. El Salamanca tiene todos los síntomas del enfermo que se va. Su alegría duró muy poco. Apenas lo suficiente para que subiera al marcador. Javi Fuego con un derechazo a la escuadra se encargó de recordarle que el Recre iba a ganar ese partido. Todo era ponerse a ello. Lo hizo en el minuto 67 para de paso garantizar que el próximo campeonato volverá a estar en la categoría.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios