Preliminares | Primer día

Preparados, listos... ¡ya!

Viernes, primer día de preliminares. Por fin nos hicieron caso a los que no tenemos ni idea de esto y han decidido acortar los días de duración del concurso; una medida extraordinaria que se ve reflejada en el número de agrupaciones que este año llegarán hasta nuestro coliseo carnavalero. Ya solo falta que el Carnaval propiamente dicho tome la calle, pero eso será para más adelante y supongo que lo veremos volver a sus orígenes.

En el primer día de teatro siempre se ven amigos que no vemos desde hace un año. Eso también me preocupa, pues no hay renovación de la fiesta: somos siempre los mismos pero con un año más. Pero es bonito llegar hasta nuestra bombonera y poder saludar a los de siempre, ¡que eso significa que estamos vivos!

Cuando llego hasta mi butaca, hay un grupo de gente joven: niños y niñas inundan el escenario con toda la fuerza de la que dispone una juventud que viene a comerse esto. Don Manuel Alvarado, al que tengo el honor de tenerle en mi junta directiva del Atletic Onubense, es el gran director de este precioso grupo y, como dicen muy bien, ellos son el futuro. Manuel, que es un auténtico fatiga de la fiesta, ha tenido la inmensa alegría –y diría yo, el inmenso honor– de recibir la insignia de oro de la Federación, y digo que esto es recíproco, pues la Fopac la entrega a un hombre que lo ha dado todo y que lo seguirá dando por este concurso. Ánimo, Manuel, muchas gracias por tu sapiencia carnavalera, ¡aunque de fútbol no tienes ni idea! Jajaja. Yo también tes’quiero.

El teatro presenta un aspecto de los más agradable, aunque cantando cinco grupos de Huelva capital, me esperaba mucho más. La noche se presenta calentita y nos van a dar, por lo menos, las dos de la mañana. Sarna con gusto no pica.

Los grupos este primer día no saben a qué atenerse: es la disyuntiva de sacar las mejores letras o guardárselas. Como bien es sabido, el jurado empieza a puntuar hoy y pueden hacer dos cosas: o puntuar bajo para no cogerse los dedos, o tirar para arriba, con el riesgo de que lo que canten, después no lo puedan superar. Qué disyuntiva, esa, que algunos no saben como hacerlo. Como diría una canción, Manolete, si no sabes torear pa’ que te metes. Yo, por eso, nunca seré jurado.

La nerviosera de los grupos en este día es considerable, menos para los veteranos, que vienen al teatro como si fueran a ver un partido de fútbol entre el Trebujena y la Lebrijana, o sea, que no les importa como quede el resultado, pues a ellos, ni les va ni les viene. Los grupos que se lo han currado en los cuartos de ensayo saben cuándo tienen que apretar y cuándo dejarse aconsejar, es por eso que me encanta cuando les veo que calman a los nerviosos.

Los grupos políticos sí saben lo que se juegan, por eso, los que saben, mandan a sus correligionarios a disfrutar de la fiesta. Hay gente que la está conociendo en el día de hoy y hay otros que sí la disfrutan. Tanto de unos como de otros partidos, hay gente que descubrió la fiesta y se enganchó, ¿verdad, Manolo? Y otros a los que ya les apasionaba de antes, ¿verdad, Gabi? Todavía recuerdo las palabras de Güito: “Quillo, te presento a un jartible del Carnaval. Éste va a ser el próximo alcalde”. En sus columnas no daba ni una, pero aquí lo clavó. Te echo de menos.

De la noche, aparte de mis conversaciones intentadas y no resueltas, me quedo con la alegría, el desenfado y cachondeo de las vedettes de Manu Suero. Y las comparsas Los náufragos y El relicario. Todo está abierto pero hay gente que presenta credenciales. Sobre todo con la fábrica de Carnaval que tiene Manuel Alvarado entre sus cuerdas y sus voces. Ánimo, chavales.

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