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Despertar al son de los campanilleros

  • La localidad de Aracena revive durante todos los fines de semana del mes la tradición del Rosario de la Aurora desde primera hora de la mañana del domingo

El canto de los campanilleros y el rezo del Rosario de la Aurora son unas de las tradiciones más antiguas en Aracena, un placer para los sentidos con siglos de historia. En los últimos años sólo queda un coro de campanilleros, un grupo de jóvenes y veteranos que en algunos casos se mantienen con el paso del tiempo. El grupo permanece unido y estable en torno a las 40 personas, aunque en esos días se recuerda a Pepe Chiripa, uno de los componentes más añorados.

El futuro de los campanilleros en Aracena está más que consolidado, aunque hace bastantes años incluso llegó a haber dos y hasta tres coros. Hay miembros de la formación que incorporan a sus hijos y hasta a sus nietos para que los jóvenes sientan desde pequeños esta tradición. Una familia con generaciones es la del actual director, José Ramos Fernández Martínez, más conocido como JR, que cumplirá el próximo año 30 ediciones dirigiendo al coro. El actual director es el hijo del gran impulsor de los campanilleros de Aracena y creador de la mayoría de letras, recordado y fallecido hace algunos años, José Fernández Garzón Guerrita.

Los antecedentes en la historia de la comarca se remontan a hace más de cinco siglos

Este coro sale cada madrugada de domingo del mes octubre por las calles y barrios de la ciudad serrana. La primera cita fue el pasado domingo, con buen tiempo y bastante presencia de público, la gran mayoría mujeres. En este mes de octubre el frío y la lluvia suelen acompañar las noches de Campanilleros, pero en los últimos años la buena climatología ayuda a congregar cada vez a más seguidores.

El Rosario de la Aurora comienza cada madrugada del domingo, la noche del sábado, a las 6:30 en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. La hermandad de la Virgen del Rosario con miembros de su Junta de Gobierno, estandarte y faroles hacen el Rosario con el público presente, que va en dos filas, y el coro de campanilleros que durante varias estaciones canta dos coplas. Aun así el coro comienza a escucharse a partir de las tres de la madrugada para poder recorrer todo el pueblo, un hecho que se hace difícil en estos años por el gran crecimiento del tramado urbano de la localidad.

La festividad de la Virgen del Rosario está históricamente ligada a los campanilleros con el Rosario de la Aurora. La tradición es despertar a los vecinos para que vayan al Rosario y a su posterior misa, que comienza pasadas las siete y media de la mañana en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, de donde parte el Rosario. El único cambio es que el último domingo del mes suben a la Iglesia Prioral del Castillo y allí tiene lugar la misa del Rosario, que suele ser además la más concurrida.

Históricamente es una devoción extendida por los frailes dominicos desde mediados del siglo XVI, cuando se instalaron en el antiguo hospital de San Sebastián, a la entrada del pueblo serrano por la carretera de Sevilla y actualmente iglesia de Santo Domingo, además del barrio que lleva su mismo nombre, uno de los más antiguos de Aracena y donde tuvo lugar el primer Rosario.

En el siglo XVII destacó la figura de la Madre Trinidad, una de las monjas dominicas del convento de Jesús María, quien promovió a los campanilleros como un reclamo para incrementar la devoción al Rosario. De hecho, algunas de las letrillas más antiguas se le atribuyen a ella y de ahí que la Cofradía del Rosario acompañe al coro durante la última parte del recorrido.

Las coplas de los campanilleros hacen referencia a los misterios del Rosario, reflejando el devenir del pueblo y sus devociones marianas. El coro cada vez posee mayor variedad instrumental; desde los más antiguos como esquilas, sonajas, el cántaro, la alpargata, el triángulo y la carrañaca, hasta los más recientes como la pandereta, el saxofón, la bandurria, la guitarra y hasta trompetas y timbales. Tal como indica una de las letras de campanilleros "no le temen ni al frío ni al agua, ni a la malas noches que puedan pasar", puesto que más de una madrugada se ven inmersos en noches de frío y lluvia. Sea como fuere siempre hay Rosario de la Aurora y campanilleros y pese a la hora merece la pena escuchar cómo también cantan "qué bonitas son las mañanitas de campanilleros".

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