Muchísimo antes de los chanantes, como evidentes inspiraciones que darían pie al surrealismo de Amanece que no es poco y al poco el musical de Fernán-Gómez de Bruja, más que bruja, Forges trazó con grandes dosis de humor petardo y muy poco medios El bengador gusticiero y su pastelera madre en 1976. Todo estaba por hacerse y el humorista gráfico fajado durante años en los controles de realización de TVE llevó todo su espíritu carpetovetónico y los delirios de lo absurdo al pueblo toledano de Borox. En lo rural se encontraba el espejo de nuestros disparates.

El actor José Lifante, fallecido hace unos días, protagonizaba esta primera sospecha hispánica de Mavel, la traslacíón con cachondeo de El guerrero del antifaz y cuando Superlópez aparecía en sus primeras viñetas. Si buscas por Youtube encontrarás completa esta película de Forges, mírala con ojos de cariño. (Vale, te  enlazo aquí un fragmento).

Este fallecido intérprete de facciones puntiagudas, dibujo animado andante si era necesario, fue durante años un valioso secundario que aportaba mucho sólo con su presencia. Era capaz de levantar una comedia sólo con su cara y esas mismas facciones se convertían en paisaje inquietante para el drama o el terror. Hay que volver a tener ojos generosos para sacar todas las lecciones sociológicas latentes que aparecen por Las aventuras de Enrique y Ana  (y esta recomendación no es cachondeo).

A Lifante se le ha venido recordando ahora por sus apariciones más recientes por Cuéntame o La que se avecina. Los más jóvenes lo habrá descubierto como exorcista okupa en Aquí no hay quien viva. Persigan a ese calvo y encontrarán en Lifante a pura carga de humor en sus gestos y palabras en todos los títulos de su filmografía. El capitulo más cómico de todo Curro Jiménez, Aquí durmió Carlos III (qué buen título para una serie británica) lo apuntala él como franchute desgarbado.

Lifante era "El bengador gusticiero" y nos parece que se le desaprovechó bastante.