José Carlos Gómez Villamandos.

Tras doce meses de pandemia, en este año 2021 toca un ejercicio de reflexión, para hacer balance de lo vivido en este durísimo año y hacer un análisis sobre los momentos pasados, los retos superados, las lecciones aprendidas y la nueva realidad que se nos avecina, que exige de la comunidad universitaria nuevos planteamientos y acciones para la reactivación de la economía y el aseguramiento del bienestar social.

Inmersos aún en esta devastadora pandemia ocasionada por el COVID, muchos de los sectores económicos se han visto especialmente afectados, algunos de ellos llegando a la práctica congelación de su actividad como es el caso del turismo. Sin embargo, cabe resaltar que en lo relativo a otros sectores como el agroalimentario, la actual crisis ha reforzado la valoración del mismo por parte de la sociedad para considerarlo, aún más si cabe, como un sector prioritario e imprescindible.

En el caso concreto del agroalimentario, su rol se ha visto reforzado como un sector esencial que, con carácter general, ha sido capaz de adaptarse a las circunstancias derivadas de la pandemia y garantizado el abastecimiento de alimentos a la población a pesar de las difíciles circunstancias.

Desde el Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceia3, con sus cinco universidades integrantes y centros asociados y su órgano de gestión, se ha trabajado intensamente en estos doce meses para mantener su actividad, reforzando sus medios digitales y garantizar con ello el desarrollo de la mayoría de sus actuaciones, incluidas la labor de docencia, transferencia del conocimiento y la interconexión con el sector para aportar soluciones innovadoras a sus requerimientos.

En todo momento hemos sido conocedores de que a todos y cada uno de los integrantes del campus de excelencia ceiA3 nos ha correspondido poner nuestro grano de arena y apoyar el establecimiento de redes sólidas que tiendan puentes entre la ciencia y el desarrollo local; que apoyen a las economías a pesar de las difíciles circunstancias, acerquen a emprendedores y expertos para dar soluciones innovadoras y favorezcan la profesionalización y la empleabilidad de los jóvenes y su formación.

En este sentido, hemos sido plenamente conscientes de la importancia del papel de las universidades y de la docencia en la formación de profesionales cualificados y alineados con las demandas del sector agroalimentario y aportar este capital humano de excelencia a la reactivación de la economía en unos momentos de dificultad extrema. Esto no hubiera sido posible sin el esfuerzo titánico de la comunidad universitaria en el mantenimiento de una docencia activa, de calidad, a pesar de las circunstancias. Tampoco, sin realizar importantes inversiones en infraestructuras, sin la respuesta encomiable del personal de administración y servicios, profesorado y alumnado, y la puesta en marcha de acciones coordinadas entre las diferentes universidades que integran el consorcio ceiA3.

La pandemia obligó a las universidades a realizar en apenas 24 horas un trasvase total de un sistema presencial a otro de docencia en remoto de emergencia. La comunidad universitaria tuvo que adaptarse en tiempo record a nuevas herramientas de trabajo online, garantizar la conectividad y asegurar los sistemas de evaluación, evitando el colapso del sistema universitario y la pérdida del curso 2019-2020 para nuestro alumnado en una situación de emergencia sin precedentes.

En el curso que terminó se han mejorado muchas actuaciones, garantizando la mayor presencialidad posible con planes de contingencia, adaptación de espacios y reforzando infraestructuras y servicios para que el impacto sobre el estudiantado fuese mínimo y que nadie se quedara fuera por culpa de la pandemia y seguimos trabajando cada día para que así sea mientras continúe la crisis sanitaria.

En el campo científico, las universidades dotaron de personal de guardia determinados laboratorios para mantener la supervivencia de animales y el funcionamiento de grandes equipamientos para evitar su deterioro durante el confinamiento. Además, se crearon protocolos sanitarios de acceso a los laboratorios durante el estado de alarma para la realización de proyectos de investigación y contratos que no podían ser retrasados por más tiempo. La comunidad universitaria ha demostrado que la investigación tiene que ser una apuesta de futuro imprescindible para avanzar en la sociedad del siglo XXI.

Todo ello hay que hacerlo sin olvidar la perspectiva social y ambiental y siendo conscientes de la importancia de que logremos sistemas productivos sostenibles y resilientes. Ahora, en la actual crisis mundial que nos está tocando vivir, más que nunca.

Tenemos un mundo cambiante y hoy más que nunca sabemos la importancia de adaptarnos a las circunstancias y donde la innovación, las nuevas tecnologías y la digitalización avanzan a un ritmo vertiginoso, se presentan grandes oportunidades, pero necesitamos apoyar a ese proceso de modernización que solo es posible con el establecimiento de colaboraciones y cooperación entre actores.

Sabemos que se avecina un cambio de mentalidad y una capacidad de transformación por parte del sector productivo, de los sistemas de investigación y de conocimiento, de las instituciones y de los consumidores y desde el ceiA3 somos conscientes del papel fundamental que deben jugar las instituciones integrantes para apoyarlo.

Sin duda, en el futuro, la investigación en general, y la investigación agroalimentaria en particular la innovación y la docencia deberían incluirse dentro de las actividades esenciales ante cualquier crisis o pandemia para reforzar y garantizar la viabilidad de un sector clave y de primera necesidad para la sociedad como es el agroalimentario.