CUANDO la Semana Santa de Huelva alcanza su mayor plenitud en los años veinte del siglo XX cuenta con una gran fuerza revulsiva que se debe a cofrades empeñados en potenciar sus hermandades y sacerdotes, como el arcipreste Pedro Román Clavero, que contribuyen a inyectarle energía para encontrar la luz que se desvanecía. Despega tras el momento bajo que envuelve a sus cofradías a finales del siglo XIX.

Este empuje viene a ofrecer en lo externo las obras de grandes artistas, bordadores, imagineros y tallistas. Aparece también un joven artista local que reflejará ese momento clave del resurgir de la Semana Santa en la primera parte del siglo XIX: José Caballero. Un onubense que siente la llamada del arte bien pronto y que lo va a mostrar en las cofradías. Descubre todo ese valor artístico y regala los mejores trazos para la Semana Santa.

El dibujo sencillo, descubre el vigor del artista y adelanta el recorrido que más tarde tendrá en su madurez. Todo llegará sin prisas.

En ese momento de su incursión en la Semana Santa, en 1927, José Caballero es un estudiante del Colegio de los Padres Agustinos de la calle Puerto. Ilustrará la mejor y más preciada publicación cofrade de la época, Mater Dolorosa.

José Caballero hace un recorrido por los pasos. Es la representación artística que refleja aquel momento de vigor en las cofradías onubenses, con nuevos pasos y mejoras en los existentes. Los pasos llaman la atención a cualquiera, por sus extraordinarias tallas artísticas o los bordados de los mejores artesanos de Andalucía.

El joven del Colegio de los Agustinos y del Instituto La Rábida, con tan solo 14 años, va a sintetizar para la historia este momento de esplendor cofrade. Unas pinceladas para guardar y disfrutar de ellas con toda la frescura del primer día. Ofrecen el mosaico de aquella Semana Santa. En la cofradía del Colegio, la de la Buena Muerte, pintará los cristales de los faroles del paso neogótico de la Virgen de la Consolación.

Ahora que se celebra el centenario del artista es momento para reconocer aquel trabajo que, con solo unos sencillos trazos, supo condensar toda la belleza cofrade de aquella Semana Santa.

Más tarde fue la ilustración para la revista La Rábida, del 31 de marzo de 1931, para unos textos de reflexión sobre cada día de la Semana Santa de Morales Rollán. La portada no solo es hermosa, sino contundente en el trazo. José Caballero se presenta más maduro y plantea una portada valiente. Las tres mujeres cercanas siempre a Jesús. El diálogo interior de la ilustración tiene perfiles muy interesantes.

Hay otra aportación de Caballero en lo cofrade, que deja otra visión de la Semana Santa. La incluye en su Cuaderno de Huelva. En su recorrido por Huelva se acuerda de la Semana Santa y sus cofradías, de los costaleros que portan los pasos o de la salida del Nazareno. José Caballero descubrió otras muchas vertientes del arte, a veces en tiempos no entendidos. Aquí se presenta como un onubense más, seguro que hubiese disfrutado de esta Semana Santa abierta a todos.

Gracias a Caballero existen estos testimonio de aquella Semana Santa, sus plumillas son claves pues pocas pinceladas artísticas hay aquella época.