Entre túnicas

Cumplir por cumplir

  • Hay que vivir cada segundo, participar con tu hermandad, no dejemos pasar esta gran “oportunidad

La Hermandad de Huelva el pasado fin de semana en la parroquia de San Sebastián.

La Hermandad de Huelva el pasado fin de semana en la parroquia de San Sebastián. / Alberto Domínguez (Huelva)

Ya cuarta semana de Cuaresma, con experiencias muy íntimas en la celebración de cultos y actos, aún con la situación tan difícil que estamos padeciendo. Vivencias y momentos que nos enseñan a participar el día a día de cada hermandad, y que quedan en la memoria para siempre, que no podemos olvidar. Muchos de ellos, ya en nuestros recuerdos, gracias al legado que nos dejaron los hermanos que ya no están, que pertenecieron a Juntas de Gobierno, que ocuparon diversos cargos, como priostes, mayordomos, secretarios, vocales de cultos o caridad, capataces, músicos, costaleros, bordadores, que han dejado su impronta, y que gracias a ellos, la vida de hermandad continúa.

Aún recuerdo aquella visita de un Papa Santo, Juan Pablo II, a nuestra ciudad en el año 1993, arrodillado a los pies de nuestra Virgen Chiquita de la Cinta; aquel anuncio de la Coronación de Nuestra Señora de la Esperanza, cuyo clamor llegó “al cielo”; aquel piadoso traslado del Santísimo Cristo de la Sangre por el año 1999 al Convento de las Hermanas de la Cruz, sólo el rachear por las calles oscuras hasta llegar a sus puertas; aquellos primeros rayos de sol que irradiaban en un Rosario de Aurora la cara de María Santísima de la Victoria, sin vivas ni algarabías, sólo su cara iluminada.

Y recientemente, el pasado fin de semana en la Parroquia de San Sebastián, pudimos asistir a una estampa única, en plena Cuaresma. La Hermandad de Huelva, al no poder realizar su peregrinación a Almonte, por la situación actual, celebraba unos cultos en este templo por primera vez. Su Simpecado presidía el altar mayor, y el Santísimo Cristo de la Sangre, que todo lo llena, cedía su sitio y acogía el rezo del Santo Rosario, con los misterios dirigidos por los distintos grupos parroquiales, con sus brazos abiertos bajo su Cruz. ¡Qué imagen tan espectacular!

Recordemos cada momento, a qué merece la pena, pregúntate si olvidarás la presentación de ese manto, de esa saya, esa Función Principal, ese último Vía Crucis vivido, esa Coronación, ese traslado, esa recogida, esa revirá… Hay que vivir cada segundo, participar con tu hermandad, no dejemos pasar esta gran “oportunidad”. Qué estampas tan bellas, entendiéndolas como instrumentos de fe, convertidas en devoción, nunca en meros acontecimientos, en cumplir por cumplir, en fotos y más fotos, ¿es necesario eso? Muchos actos, pero démosles su sentido. Saber estar y comportarse dentro de los templos o capillas, no estar para el “figureo o postureo”.

No cabe el protagonismo absurdo, en quedarnos con una religiosidad popular, sin saber siquiera dónde está situado el Sagrario. Debe primar la coherencia, la humildad, no buscar sólo el status social. Ver y sentir con otra mirada, sin quedarse a medias, en la mera anécdota, en lo estético o cultural, aunque también sean necesarios. Debemos estar comprometidos con nuestras creencias, ir a lo trascendental. Ver y sentir de otra forma ante esta situación de crisis que vivimos en la actualidad, no mantenernos indiferentes, no dando la espalda a la realidad. Es necesario un cambio de actitud, ser consecuentes y coherentes con lo que somos. Ver y sentir sin perder su fin último para saber qué significa llegar a la Pascua de Resurrección.

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