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Los últimos carboneros de Punta Umbría

  • Las cada vez mayores trabas legales y burocráticas, la falta de rentabilidad, la extrema dureza del trabajo y la ausencia de relevo generacional contribuyen a la desaparición de una ancestral actividad que contribuye a la limpieza de los pinares costeros onubenses

Sebastián Vázquez trabaja en uno de sus boliches en los pinares de Punta Umbría

Sebastián Vázquez trabaja en uno de sus boliches en los pinares de Punta Umbría / Jordi Landero (Punta Umbría)

La elaboración de carbón vegetal mediante el ancestral sistema de cocer leña en boliches, la actividad maderera o la recogida de la piña para la obtención del preciado piñón, han sido algunos de los aprovechamientos forestales que han favorecido históricamente la preservación de los ricos pinares costeros que se reparten a lo largo y ancho de todo el litoral onubense.

Se trata de una de las principales masas forestales en una provincia como la de Huelva, que cuenta con una de las mayores superficies protegidas de España, buena parte de ellas situadas en la costa como es el caso de Laguna de El Portil, Enebrales de Punta Umbría, Estero de Domingo Rubio, Lagunas de Palos y Las Madres, Marismas de Isla Cristina, Marismas del Río Piedras y Flecha de El Rompido, Marismas del Odiel y Doñana, donde además de las marismas, la principal seña de identidad son los pinares costeros.

Los aprovechamientos tradicionales de dichos pinares han estado, por tanto, siempre directamente ligados a su conservación: sin pinar no hay madera, leña, carbón, piñas o piñones, de ahí que quienes encuentran en cualquiera de estas actividades su modo de vida son los más interesados en que éstos no desaparezcan.

El de carbonero es uno de esos oficios tradicionales que languidece con el paso del tiempo, y que poco ha cambiado con el paso de los años, caracterizándose por su extrema dureza, aunque como contraprestación permite mantener a quienes encuentran en él parte de su sustento, un contacto directo y muy estrecho con la naturaleza, ya que los boliches se elaboran y cuecen en lo más profundo del pinar.

Es el caso de Manuel Jesús Cortés Cortés, su hermano Bernardo, y el cuñado de ambos Sebastián Vázquez, que según ha relatado este último a Huelva Información, son los "últimos carboneros" que operan en los pinares costeros de Punta Umbría.

Una actividad a la que, según prosigue, se sigue dedicando "fundamentalmente por tradición familiar" ya que de ella vivieron sus padres, abuelos y resto de antepasados. No obstante, añade, "es una pena que este oficio se esté perdiendo", lo que achaca al aumento de las trabas legales y administrativas, sobre todo y en su caso por estar dentro de un espacio protegido. "A pesar de ello -añade- hasta el momento hemos podido aguantar y la Junta nos sigue renovando cada año los permisos necesarios, lo que pedimos que al menos siga siendo así para que esto no se pierda definitivamente". "Además, también es verdad que nos gusta y es lo que hemos mamado desde niños".

El boliche necesita un mantenimiento constante durante su cocción El boliche necesita un mantenimiento constante durante su cocción

El boliche necesita un mantenimiento constante durante su cocción / Jordi Landero (Punta Umbría)

Todo ello, asegura Sebastián Vázquez, a pesar de que "estamos convencidos de la labor fundamental que hacemos en materia de conservación del medioambiente" ya que, según defiende, la actividad contribuye a la limpieza del pinar ya que la madera necesaria para producir carbón procede básicamente de la retirada del monte de pinos secos y enfermos, facilitando así las labores de prevención de incendios forestales en verano.

Para Sebastián Vázquez otro de los motivos que contribuye a la desaparición del carboneo tradicional es la extrema dureza de dicha actividad, sumada a su escasa rentabilidad dado el escaso valor que en el mercado tiene el carbón.

"Nuestros hijos ya no quieren dedicarse a esto", señala apesadumbrado, porque "es un trabajo muy duro, poco valorado y que no está pagado con nada".

De hecho, prosigue, la temporada en la que cocemos los boliches, normalmente entre los meses de mayo y junio ya que con la llegada del verano tienen que parar ante el riesgo de incendios forestales, es "muy sacrificada" porque, aunque turnándose entre los tres, tienen que estar junto a los boliches permanentemente y durante las 24 horas, tanto por el día como por la noche, ya que tienen que vigilar "que no se abra algún boliche", lo cual sería fatal porque se rompería el proceso de cocción de la leña, la cual ardería y se consumiría totalmente.

Sebastián Vázquez recopila leña de pino piñonero para sus boliches Sebastián Vázquez recopila leña de pino piñonero para sus boliches

Sebastián Vázquez recopila leña de pino piñonero para sus boliches / Jordi Landero (Punta Umbría)

"Aquí tenemos por tanto hasta que dormir durante varios meses seguidos", a lo que se suma la dureza que supone la recolección de la leña durante el resto del año por todo el pinar. A pesar de ello Sebastián Vázquez reconoce que le gusta más vivir en el campo que en el pueblo, a lo que añade que "antes era mucho más duro porque te quedabas aquí solo, en medio del pinar y totalmente incomunicado, pero desde que llegaron los teléfonos móviles eso afortunadamente ha cambiado".

En su carbonería, situada junto a la conocida como carretera de Malpica (A-5058 Cartaya – Punta Umbría), estos carboneros puntaumbrieños elaboran al año entre 300 y 400 kilos de carbón "fundamentalmente para autoconsumo familiar y no como negocio, ya que esto no está pagado, el carbón está muy poco valorado en relación con el trabajo que tiene producirlo y cada vez tenemos más restringido el acceso a la madera, por lo que hoy en día sería muy difícil, por no decir que prácticamente imposible, vivir de esta actividad".

No obstante en los contiguos pinares de Cartaya, municipio costero que cuenta con una mucho mayor masa forestal de este tipo gracias a sus casi 12.000 hectáreas de monte público repartidas entre los conocidos como Campo Común de Abajo (al sur del término municipal) y Campo Común de Arriba (al sur), son aún aproximadamente una decena las familias que aún se dedican a esta tradicional actividad, suponiendo para muchas de ellas una de las principales bases de su sustento económico.

Durante la cocción del boliche el carbonero tiene que estar junto a él las 24 horas del día Durante la cocción del boliche el carbonero tiene que estar junto a él las 24 horas del día

Durante la cocción del boliche el carbonero tiene que estar junto a él las 24 horas del día / Jordi Landero (Punta Umbría)

Casi tres meses para hacer y cocer un boliche

Hacer, y posteriormente cocer un boliche, conlleva casi tres meses de duro trabajo. El primer paso es la tala del pino en el monte, donde inicialmente queda la leña apilada a la espera de que se seque. Posteriormente se transportada hasta la bolichera, donde es picada para que los maderos tengan el tamaño adecuado. Después se comienza a "armar, chascar y enterrar" el boliche antes de prenderlo para su cocción, que durará entre 15 y 20 días según su tamaño.

El carbón producido mediante esta ancestral técnica se destina sobre todo a barbacoas, aunque también es usado en laboratorios farmacéuticos, para la fabricación de suelas de zapatos o para la elaboración de pólvora, entre otras cosas.

La materia prima para el carbón vegetal que se produce en la zona es básicamente leña del pino piñonero, más demandada, aunque también se usa algo de eucalipto.

Un boliche en Cartaya antes de ser cubierto de 'chasca' y tierra Un boliche en Cartaya antes de ser cubierto de 'chasca' y tierra

Un boliche en Cartaya antes de ser cubierto de 'chasca' y tierra / Jordi Landero (Cartaya)

Actividad sostenible y sin relevo generacional

Como sucede con la mayoría de oficios tradicionales, la elaboración de carbón vegetal procedente de madera de pino mediante boliches tiende a desaparecer ya que la gran mayoría de carboneros son mayores y no hay relevo generacional.

Una situación a la que contribuye el bajo precio del carbón para el productor, al gran número de peonadas necesarias para su elaboración y a la extrema dureza del trabajo, que se acentúa en verano por las altas temperaturas. Todo ello hace que la rentabilidad de la actividad no sea muy alta.

Por el contrario el carboneo tradicional sí es rentable en términos de sostenibilidad medioambiental ya que incide en una mayor limpieza y cuidado del pinar, con todo lo que ello implica en aras de su preservación.

Y es que la leña que usa el carbonero para los boliches procede en muchos casos de los trabajos de limpieza y poda que periódicamente se realizan en el pinar, o incluso de la realización de cortafuegos. La madera sobrante, al tiempo que se elimina del monte, proporciona la principal y casi única materia prima del carbonero. Otro de los beneficios del carboneo tradicional es la prevención frente a posibles plagas que pudieran derivarse de los trozos de madera en descomposición.

La ancestral técnica del boliche y sus secretos

La forma tradicional de obtener carbón natural en el litoral onubense se diferencia de otras por el boliche, un elemento que a simple vista puede parecer un montón de leña cubierto de tierra al que se prende fuego por dentro, pero que es mucho más: es una especie de 'arte tradicional' que encierra ciertas técnicas y habilidades que sólo el carbonero conoce.

Cada carbonero tiene su propio secreto y la complejidad de un boliche es tal, que nunca se sabe a ciencia cierta cómo va a evolucionar el fuego por su interior durante la cocción. Para los carboneros este secreto está en la paciencia y en saber cocerlo sin prisas.

Carbonero en Cartaya Carbonero en Cartaya

Carbonero en Cartaya / Jordi Landero (Cartaya)

Un boliche se construye colocando la madera más gruesa o los 'tocones' debajo. Después se va peinando con madera más fina o 'ripios' en una tarea que se conoce como 'ripiar', hasta terminar la estructura principal. Los 'ripios' deben estar muy bien distribuidos para perfilar perfectamente el boliche de cara a que no queden huecos. Finalmente se añaden ramas secas o 'chasca' por encima, lo cual se cubre de tierra dejando al descubierto sólo algunos orificios como respiraderos.

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