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Roban 500 kilos de mangos recién tratados con un insecticida altamente tóxico en una finca de Isla Cristina

  • La fruta sustraída tiene un valor en el mercado de 1.500 euros y el efecto adverso para los humanos del pesticida no desaparece hasta después de 15 días de haber sido suministrado

Una de las vallas fracturadas por los ladrones para acceder a la finca

Una de las vallas fracturadas por los ladrones para acceder a la finca / Jordi Landero (Isla Cristina)

La gerente de la empresa agrícola Tropicales Costa de la Luz, María Pilar Lucio Sarria, ha denunciado este jueves en dependencias de la Guardia Civil de Isla Cristina el robo de 500 kilos de mangos inmaduros valorados en unos 1.500 euros en una finca que explota en dicha localidad costera, los cuales habían sido tratados por última vez el pasado día 8 de septiembre con un insecticida contra la mosca de la fruta altamente tóxico para el ser humano si es consumido durante los siguientes 15 días después de haber sido suministrado dicho pesticida.

En la denuncia, a la que ha tenido acceso Huelva Información, la denunciante declara que el robo se ha producido entre las 15:00 del miércoles, 9 de septiembre , y las 8:00 de este jueves, para lo cual los autores han "fracturado la valla perimetral" de una finca anexa, llegando incluso a "introducir en su interior un vehículo". Tras los anteriores hechos, añade, también "fracturaron" la valla que delimita dicha finca con la suya, accediendo a esta última a pie, pudiendo así sustraer finalmente la fruta.

Sobre el tratamiento de los mangos robados, Lucio alega en la denuncia que se trata de un insecticida "no apto para el consumo", llegando a ser "altamente tóxico para el ser humano", a lo que añade que fue suministrado por última vez el pasado día 8 de septiembre, teniendo desde entonces un efecto de 15 días. Y pudiendo afectar al "sistema nervioso" de quien consuma la mercancía sustraída. Lucio también señala que no es la primera vez que su finca es objeto de acciones de este tipo ya que "ha sufrido multitud de robos en campañas anteriores, siendo éste el primer robo de la presente campaña" agrícola.

Por otra parte, en declaraciones a esta redacción, Pilar Lucio ha indicado que "esta mañana -en referencia a este jueves- nos han avisado que habían entrado en nuestra finca desde la finca de un vecino" y "nos han robado unos 500 kilos de mango inmaduro, puesto que la campaña no ha empezado".

Los mangos sustraidos están valorados en unos 1.500 euros Los mangos sustraidos están valorados en unos 1.500 euros

Los mangos sustraidos están valorados en unos 1.500 euros / Jordi Landero (Isla Cristina)

No obstante añade que "lo grave del asunto es que el martes tratamos la finca, al igual que la semana anterior, con un insecticida muy fuerte -piretroides- porque este año debido al calor hay mucha mosca de la fruta".

Igualmente matiza que el piretroide es "inofensivo si se respetan los periodos de seguridad, es decir, desde que se aplica hasta la recolección", pero si no "ataca seriamente el sistema nervioso" humano. Es por ello por lo que la agricultora isleña ha hecho un llamamiento pidiendo a la ciudadanía que "por favor, no compre fruta en la venta ambulante, y sí solo en fruterías y supermercados". Y es que, concluye, "yo no puedo evitar que me roben, pero tú si puedes evitar envenenar a tu familia", concluye.

La toxicidad de las piretrinas y los piretroides

Según también ha informado la agricultora isleña, las piretrinas y los piretroides interfieren con el funcionamiento normal de los nervios y el cerebro. Si una gran cantidad de este producto entra en contacto con la piel humana pueden experimentarse sensaciones de adormecimiento, comezón, ardor, escozor, hormigueo o calor, que pueden durar horas.

Si entrasen en el cuerpo humano cantidades más altas de estas sustancias químicas puede que se experimenten mareos, dolores de cabeza y náuseas, que también pueden durar varias horas. Cantidades aún más elevadas podrían causar temblores musculares, pérdida de energía y alteraciones de la conciencia. Por último, una cantidad aún más excesiva podría producir convulsiones y hasta la pérdida del conocimiento.

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