Este domingo se dio colofón a las fiestas patronales de la Palma del Condado con el traslado de Nuestra Señora del Valle Coronada desde la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista a la Iglesia del Valle.

Tras la Santa Misa del Alba, celebrada a las siete de la mañana, los devotos depositaron en sus hombros el paso que porta la imagen tallada por Sebastián Santos en 1936 para atravesar el arco de medio punto de la Iglesia, volviendo a poner a disposición del pueblo a su amantísima titular y pudiese recorrer las calles palmerinas repartiendo salud a los enfermos.

El itinerario discurrió por el casco urbano hasta las barriadas de la Avenida de La Zarcilla, La Chicharra, Poetas Andaluces y Tabladilla, deleitando a los vecinos que la agasajaron adornando sus puertas y engalanando sus calles de forma excepcional, con plantas naturales, colgaduras, banderas, arcos, petaladas e imágenes marianas, por el traslado que no se repetirá por las mismas vías hasta dentro de ocho años.

Pasado el mediodía, con el sol en el punto más alto, la comitiva acompañada musicalmente por el Coro de Campanilleros de Nuestra Señora del Valle y la Banda de Música Nuestra Señora de las Mercedes de Bollullos Par del Condado alcanzó el templo.

Tras ello, la Alcaldesa Perpetua se puso a disposición de sus devotos en un Solemne Besamanos y descansará hasta el próximo mes de agosto cuando volverá a conmemorar el Voto Perpetuo del pueblo palmerino hacía ella, tal y cómo recuerda la copla entonada por los campanilleros: “en el año del cincuenta y cinco, el quince de agosto la Virgen salió recorriendo las calles del pueblo que de un gran contagio víctima se vió. ¡Qué desolación! Nuestro pueblo imploraba clemencia y la Virgen Madre clemencia otorgó” que hace alusión a la erradicación milagrosa del cólera en 1855 al paso de la Virgen del Valle.