Gente de aquí

Mateo López Estévez, la voz de los pescadores

Mateo López.

Mateo López. / M.G. (Huelva)

Este gran amigo que traigo hoy a estas páginas, debo reconocer que me sorprendió, y mucho. Yo a Mateo lo conocía desde hacía mucho tiempo porque es una persona muy conocida en muchos ambientes de Punta Umbría como los carnavales, las hermandades, la Semana Santa, la política y más. Nuestra relación, aunque no era fluida ni intensa, sí era, al menos, cordial.

Últimamente se une a un cafelito que cada tarde nos tomamos varios amigos en una cafetería de la animada calle Ancha, donde formamos una tertulia en la que se tratan todos los temas de interés para nosotros. Tertulia que en verano se ve aumentada porque desde hace años se unen nuestros amigos puntaumbrieños en la diáspora. Él presume de formar parte de nuestra tertulia diaria, de la que dice disfrutar a la vez que aprende siempre algo, haciendo verdad ese dicho de “no te acostarás sin aprender algo nuevo cada día”, aunque la verdad es que todos aprendemos de todos y él nos enseña mucho también.

Mateo López Estévez es hijo de Fernanda, natural de Isla Cristina, pero de origen portugués por su abuelo Martín. Por eso nuestro amigo siempre dice que él se siente Martiño de corazón y levantisco por parte de padre, ya que este vino, como tantos buenos puntaumbrieños, de la provincia de Almería, concretamente de Mojácar, por donde trabajé yo para la canalización del río Almanzora. Él se crio en la calle Coquina cuando esta era de arena y una vía principal de este pueblo, siendo además una de las primeras a las que se les hizo obras para su peatonalización. Sus vecinos eran Andrés Vizcaya, Catalina Villarta y sus hijos, la familia de los Felipe, los Carrillos, los de la Berrenda, la inolvidable Pepa Ponce y Luis “del vino”, los Custodios y tantos otros buenos puntaumbrieños.

Él fue de pequeñito al colegio La Cabrita, para luego pasar al colegio Caracola y, posteriormente, al Virgen del Carmen. Después sus padres lo enviaron a estudiar electricidad en el instituto politécnico de La Rábida. Allí se decide finalmente por lo que más le gusta, que es “la mar”, y consigue el título de Patrón de Litoral en el Stella Maris de Huelva, sin dejar de trabajar nunca en la pescadería. Hay que dejar constancia de que un maestro le dejó huella, igual que a tantos jóvenes de Punta Umbría, fue don Francisco Rodríguez Cermeño, ya que enseñó a sus alumnos no solo lo que le indicaba el temario, sino a querer a su pueblo, contándoles su historia y llevándolos a conocer los asentamientos romanos o la entonces abandonada Torre Umbría, que por cierto, más tarde, siendo el amigo Paco concejal de Cultura, consiguió subvenciones para su restauración y puesta en valor como bien cultural del pueblo.

Una vez que termina sus estudios se puso a trabajar con su padre en un negocio de hostelería y, diez años más tarde, montó, con su hermano Martín, un negocio de distribución de bebidas hasta que salió a concurso la plaza de subastador de la lonja de Punta Umbría. Ganó las oposiciones y por eso digo en el encabezamiento que es “la voz de los pescadores” del pueblo, porque es el momento culminante donde el trabajo duro de los marineros llega a su fin.

Se casó con una joven puntaumbrieña perteneciente a una familia muy arraigada en el pueblo y tuvieron una hija llamada Marta. Y entre las dos le aguantan diariamente sus bromas, porque otra cosa que tiene nuestro amigo es que es un gran bromista.

A todo esto, Mateo está involucrado en prácticamente todas las asociaciones locales, en la Semana Santa, en el Carnaval de la Luz, en el baloncesto, el fútbol, la Cruz Roja, es cofundador de Protección Civil. Incluso hizo sus “pinitos” en política, ya que fue miembro de las juventudes socialistas. Pero lo que más me llama la atención del amigo Mateo es su afición por la lectura, motivo por el que goza de una amplia cultura y hace que se pueda hablar y tratar con él cualquier asunto ya sea de actualidad, de historia, de arqueología, de fútbol, de cine o incluso de gastronomía, porque también forma parte de una peña gastronómica llamada Los Mojarras.

Además, ha impartido conferencias sobre temas pesqueros y sobre la cocina marinera. Ha sido representante de la Cofradía de Pescadores local en varias ferias, como la Alimentaria de Barcelona, la Gourmet de Madrid o Alimentación en Sevilla. Entre sus muchas aficiones, además del Carnaval, que como él dice siempre es una forma de que el pueblo se manifieste sobre cosas serias, pero en broma y sin censura, es la construcción de maquetas de barcos a escala, porque tiene un amplio dominio de la informática y la infografía y es poseedor de una impresora en 3D que le facilita mucho su labor.

Podría seguir contando cosas de Mateo, pero no dispongo de más espacio. No obstante, sí quiero que sepan mis amables lectores que me lo he pasado en grande escribiendo sobre él porque es una persona tan polifacética y amena que hablando con él se pasan las horas sin darte cuenta.

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