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Gente de aquí y allá: José Hernández García, aparejador municipal y extraordinario artista

José Hernández García.

José Hernández García. / M.G. (Huelva)

En el Ayuntamiento de Punta Umbría tuve un compañero y amigo que era José María González Azcona, notable aparejador, de los de antes y de quien aprendí mucho. Por aquel entonces había muy pocos aparejadores en Huelva. Uno de ellos era mi buen amigo Fernando García de Soto, recientemente fallecido y con quien me unía una gran y sincera amistad. Otro era el padre de mi amigo Pepe Hernández, que era el aparejador del Ayuntamiento de Huelva y gran amigo de mi compañero José María, quien me lo presentó. Y también conocí a su hijo, que es de quien hoy me voy a ocupar, también aparejador municipal en la capital.

Pepe nació en nuestra ciudad, en la famosa clínica de don José Población, en el año 1946. Por tanto, es unos años mayor que yo, aunque no se le nota porque está hecho un chaval. Estudió en el Colegio Francés, igual que yo, pero no lo conocí allí, pues no estaba en mi clase. Sin embrago, sí conocí en mi curso a sus hermanos mellizos Fernando y Javier. Y también conocí a su hermana María del Carmen, que era la pequeña de la familia y es con la que menos trato tuve. Del colegio, Pepe se acuerda con cariño y admiración de la directora Ivonne Cazenave, la célebre Madame; y de las señoritas Pili Gallango y Matilde Medel, nuestra profesora de Historia. Después también estuvo en otro colegio con gran arraigo en Huelva como era el San Casiano.

Después estudió la carrera de Aparejadores y fue durante muchos años funcionario municipal. Además, por afición, pintaba y pinta muy bien acuarelas, acrílicos, plumillas y otras disciplinas, que para eso es un estudioso de todas las Artes Plásticas. Siempre cuento, cuando se habla de su pintura, que en una exposición suya vi un cuadro de un mar que me encantó. Era una auténtica maravilla que me recordaba a los mares que el famoso pintor lepero Santana pinta de forma sublime.

Él dice que su verdadera pasión es la pintura y que su profesión de aparejador ha sido la que le sirvió para comer y llevar a su casa todos los meses el sustento de su familia. Una vez vi una obra suya en las calles de Huelva que era una mezcla de arquitectura y arte. Fue en la Plaza Quintero Báez, de la que tanto se está hablando estos días por el corte y desaparición de “la Palmera de Huelva”. Se trataba de un mosaico en el suelo que me gustaba mucho. Era una obra de arte que, incomprensiblemente, con una reforma posterior desapareció.

Pepe se casó con Fátima Díaz Villadeamigo en 1974 y tienen tres hijos, a los que admiran. Fátima, la mayor, que es profesora en el Colegio de Los Maristas; el segundo se llama como su padre y es muy famoso y habría que dedicarle un espacio aparte porque se ha creado una gran fama internacional con su trabajo de lutier, ya que fabrica los mejores cajones de percusión flamencos y clásicos del mundo. Gracias a ello se ha convertido en un empresario muy conocido con el nombre de Pepote Percusión y sus instrumentos musicales son admirados y los preferidos por todos los músicos, y el más pequeño Carlos, también es un magnífico profesional de la ortodoncia.

Pero sigo con el padre. Ya mencioné antes que es un gran pintor. A mí, particularmente, me gustan mucho las acuarelas dedicadas a las casas y chalet de Punta Umbría, especialmente algunas que están entre los verdes pinares. Aquí en nuestra tierra hay muy buenos acuarelistas de reconocido prestigio como son Alfonso Aramburu, Manolo Blandón, Emilio Gil Vázquez, Vicky Díez y muchos más. Y casi con todos ellos ha compartido exposiciones, además de las múltiples en las que ha expuesto de forma individual desde hace muchos años. Yo creo que sus cuadros se han podido ver en todas las Casas de Cultura de nuestra provincia y, por supuesto, en todas las salas de exposiciones, no solo de Huelva, sino también de Sevilla y de otras capitales.

Pepe pertenece a la Agrupación de Acuarelistas de Andalucía y ha ganado muchos premios que serían imposibles de nombrar por temor a olvidarme de algunos. Pero además, es un artista polifacético que también domina el arte de la fotografía, y como muestra, me regaló un precioso libro que publicó en otoño de 1997, junto a mi buena amiga Lola Lazo, titulado Huelva, Antes y Ahora, atendiendo a una petición del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos. En él, recopilaron casi un centenar de fotos antiguas de Huelva y, con el mismo ángulo y en la medida de lo posible, colocando la cámara de fotos en el mismo lugar desde el que se hicieron las antiguas para hacer las modernas, muchos años después y así poder ver la evolución de nuestra ciudad.

Y para terminar esta breve semblanza de un gran amigo y gran artista, decir que le agradezco como onubense todo lo que ha hecho y hace por nuestra ciudad. ¡Gracias querido Pepe!

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