Provincia

Andando entre molinos de agua

  • El Ayuntamiento de Zalamea organizó una jornada de senderismo para dar a conocer su entorno natural

Promover la práctica del deporte dando a conocer el entorno natural y patrimonial de Zalamea la Real es el principal objetivo que conduce al Ayuntamiento de esta localidad minera a organizar divulgativas e instructivas jornadas de senderismo por su término municipal.

Jornadas que este pasado domingo se adentraron en el espectacular paisaje que ofrece los molinos harineros de agua sobre el no menos espectacular río Odiel. Todo un lujo para los sentidos que pudieron disfrutaron las cerca de 60 personas que participaron en este ruta.

Ruta que, organizada por el Area de Deportes, comenzó a las 9 de la mañana desde el consistorio zalameño. Bajo la amenaza de lluvia y con un frío certero, los participantes se dirigieron a pie hasta el parque Europa donde aguardaba el autobús que desplazaría hasta el Puente de Calañas, situado entre la aldea zalameña de El Villar.

En ese cruce de camino se iniciaba propiamente la jornada, a finalizar en la ermita de Sotiel Coronada. Surcando el margen derecho del río Odiel se descubre el camino medieval a seguir. Paso a paso, los senderista se topan con los restos del acueducto que circunda este camino. De repente, el río alza su voz rompiendo la soledad del paraje. Una fuerte corriente avisa de la presencia de un conjunto arquitectónico industrial formado por tres molinos, conocidos como los del Batán. "Como el resto de las construcciones hidráulicas de esta ruta, datan de la Edad Media, aunque algunos fueron rehabilitados en el siglo XVIII", explica el concejal de Deportes zalameño, Juan Moriña, añadiendo que éstos están, en su mayoría, "en un aceptable estado de conservación".

Los molinos harineros del río Odiel fueron construidos para moler los cereales, cebada y trigo, que se plantaban en las sementeras, huertas sembradas y aradas en las laderas del río. Un terreno, debido a su pendiente, atípico para realizar cualquier actividad agrícola , pero que era el único disponible para muchos lugareños, destinados a sobrevivir bajo una economía de autoconsumo. Por tal motivo, el poseer un molino de agua se traducía en toda una ventaja. Estos debían construirse junto al agua, porque el líquido elemento era la única fuente de energía capaz mover las cucharas del rodezno que accionaba la panificación.

Los molinos del Odiel se erigen como unas construcciones atípicas, dentro del contexto de la geografía española, ya que tan solo tienen una leva y una presa. Los molinos que están difuminados por toda España se les denominan de cubo, como los de la ruta de Beas. Constan de una especie de pozo en su interior donde la caída del agua procede una mayor energía. Sin embargo, los de Odiel son de salto, que no necesitan un cubo, debido a la fuerza que lleva la corriente.

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