La utilidad de la utilidad

Desde que gobierna Ayuso Madrid ha pasado de ser el centro del centralismo a ser un baluarte del cantonalismo

Recalcar que la utilidad es útil, pese al imputable pleonasmo, permite aprehenderla en su plenitud, sobre todo en política. Como están las cosas, no es poca sorpresa la eficacia, pero también hay que contar con la legitimidad que adquieren las instituciones, las administraciones e incluso los políticos que demuestran servir para algo. La inutilidad de la Unión Europea es su mayor peligro.

Pongamos antes algunos ejemplos de eficacia legitimante. Hemos oído a muchísimos madrileños súbitamente convertidos al autonomismo desde que les gobierna Isabel Díaz Ayuso. Porque ha supuesto un freno firme a las políticas económicas de Sánchez y algo también a las ideológicas. Madrid ha pasado de ser el centro del centralismo (hoy toca pleamar de pleonasmos, perdón) a ser un baluarte del cantonalismo. Incluso yo, que tengo mis reservas contra el sistema autonómico, cuando Juanma Moreno Bonilla ha tenido a bien bajarnos algo algún impuesto, lo he celebrado mucho. La utilidad nos convence hasta contra nuestros más racionales prejuicios.

El PNV es un caso de libro. Lo votan vascos menos nacionalistas, pero que ven que el PNV, negociando a cara de perro con unos y con otros, arrima el ascua a su sardina cantábrica. Tanto la ha arrimado que hoy no se puede decir que España sea un país de iguales ante la ley y el presupuesto. Eso, cuando eres el privilegiado, te hace mirar a los conseguidores de tus chollos con ojos tiernos o al menos, si eres fiel a tus principios, con menos saña.

Tras estos ejemplos, vayamos con la Unión Europea. Parece evidente que no está rentando al europeo de a pie. La desordenada gestión de la pandemia y la compra a plazos del material sanitario fue un bochorno. La descoordinación de su política exterior da un incesante alipori. Su política energética nos deja exangües. Emana múltiples legislaciones, pero pocas garantías ciudadanas. Ya amoscaba el descontrol que se trae Pedro Sánchez con el dineral que ha dado la Unión Europea y que permite al PSOE doparse para camuflar su desastrosa política económica. Encima, ahora que Sánchez pone en un serios aprietos a nuestro Estado de Derecho a base de reformas legales con intencionalidad partidista, de indultos a bulto y de asalto directo a los otros poderes del Estado, ¿qué hace la Unión Europea? Si nos deja caer como democracia homologable, su utilidad -esto es, su razón de ser- brillará definitivamente por su ausencia.

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