Nunca es tarde si la dicha es buena", se dice popularmente. Incluso nunca es demasiado tarde. No lo es por supuesto si una mañana te regalan un libro. Y lo es mucho más si el autor es José Manuel de Lara, nuestro poeta universal, cuya obra trasciende mucho más allá de lo local, regional y nacional, como siempre he sostenido. Su trayectoria poética desde 1957 con una veintena de libros de poemas publicados ha destacado como siempre su categoría poética y como tal ha sabido mantenerse en ese lugar de honor entre los poetas contemporáneos a la máxima altura de los mejores autores de la llamada generación de los 50 como no hace mucho nos recordaba en una entrevista en nuestro periódico el insigne Rafael Guillén. Siendo ese gran poeta que todos admiramos, José Manuel de Lara, ha demostrado también ser un magnífico prosista.

Recordemos "Lo perdido en el tiempo", memorias de su niñez publicadas en 1964 y reeditadas en 1989, pero podemos encontrar dispersos en periódicos y revistas cientos de pequeñas creaciones en prosa que desde entonces nunca vieron la luz. Se trata de muy bellas piezas de crítica literaria, evocaciones personales y algunos cuentos, como se destaca en la introducción del libro que hoy nos ocupa y que no dudamos en transcribir como merece autor tan entrañable. Es por lo que conjuntamente la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios y la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía, a los que se ha unido la Asociación de Poetas por la Paz han dedicado un homenaje a José Manuel de Lara, decidiendo publicar esta selección escogida de su prosa que contiene este libro que hoy dichosamente tenemos en nuestras manos.

Se trata, se dice en el prólogo, "de acercar a sus asiduos lectores esta dimensión no tan difundida del poeta José Manuel de Lara cumpliéndose así el objetivo de reconocer y homenajear la extensa y valiosa labor literaria desarrollada a lo largo de su vida". Y el lector, como nos ha ocurrido a nosotros que llevamos tanto tiempo leyendo y releyendo la extensa obra de tan preciado poeta, una gratísima sorpresa, pero, más que eso, el placer de deleitarnos con la expresión lúcida, brillante, tierna y profunda de un dominador sutil del lenguaje.

Y ello se desgrana en una impagable selección de cuatro cuentos y ocho evocaciones literarias con los incomparables dibujos de Alberto Vázquez que ilustran algunas páginas. Gozamos conmovidos de esa prosa embriagada de musicalidad, de calidez de un halo dulcemente perceptible de su encantador fluir poético, de la cadencia fascinante de la descripción justa. Tanto en los relatos como en las evocaciones literarias y costumbristas, en los recuerdos y en las sensaciones, las expresiones se enriquecen con gran emoción. En estos recuerdos abundan enternecedores trazos de nostalgia y afectivos sentimientos de la Huelva eterna que José Manuel de Lara tanto ama y con tan inspirados versos ha sabido exaltar.

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