Una peligrosa irresponsabilidad

Alentar a salir de forma masiva el 8 de marzo, ¿no es un atentado contra la salud pública?

Al comienzo de la pandemia, uno de los argumentos de sanchistas y podemitas -quizás fuera más preciso utilizar el neologismo iglesiasistas, aunque suene a palabro feo, fonéticamente hablando- fue agarrarse a un hecho cierto, el que ningún político estaba preparado para una circunstancia semejante. Tenían parte de razón, pero habría que hacer dos observaciones: una, que los gobernantes poseen una serie de recursos de información, a los que somos ajenos los demás mortales e incluso las grandes corporaciones; y, otra, que un Centro de Emergencias y Alertas Sanitarias compuesto, supuestamente, por expertos debería haber jugado el papel que le correspondía y no el que desempeñó su director, Fernando Simón, que actuó más como portavoz del gobierno que como un verdadero profesional -no creo necesario hacer una lista de sus desafortunadas declaraciones porque están en la mente de todos-. Por aquellas fechas se dio permiso para que se realizaran las manifestaciones del 8-M.

Tal como estaba el patio, ¿acaso alguien piensa que no se convirtió en una fuente de contagios? Días después, solo en Madrid, se registraron más de 12.300 personas infectadas por el SARS-CoV-2. Pues bien, se acerca de nuevo la fecha y cabe la posibilidad de que permitan manifestaciones; eso sí, con límite de asistentes -¿es que en las calles habrá alguien cuente los asistentes?- Sobre este asunto, no queda más remedio que estar de acuerdo con la ministra de Sanidad, Carolina Darias, quien ha repetido que «no ha lugar» a las mismas. Por el contrario, la de Igualdad, Irene Montero alentó a que se salga a la calle de forma masiva; si bien, después, ha expresado que «obedecerá» a Sanidad, dando a entender que se someterá pero que no está convencida de que no se celebren las manifestaciones. Por otra parte, Pablo Echenique declaró que su formación asistiría a las que se convocaran; palabras a las que, en breve tiempo, ha reaccionado Unidas Podemos precisando sus palabras y matizando su postura. Obviamente, esto no es hacer política con seriedad y no tiene nada que ver con estar a favor del feminismo, de la igualdad entre hombres y mujeres, de estar en contra de la violencia machista, etc. Me pregunto si estimular esas manifestaciones no constituye un atentado contra la salud pública. Si hace poco más de un año apenas se tenía conocimiento del virus, como planteaban, ahora se sabe lo bastante como para que no se haga esa clase de declaraciones. ¡Vaya peligrosa irresponsabilidad política!

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