Para las asociaciones feministas, la Ley de Familias que prepara el gobierno sigue relegando a las madres. Aunque esta nueva norma significará mayor protección para los cuidados en el entorno familiar, no parte de la realidad a la que se enfrentan las mujeres durante el embarazo y la crianza. Y es que, al final, las madres cuidan casi siempre solas, gratis y de forma precaria. La crianza sigue siendo responsabilidad de una o dos personas, no de toda la sociedad, que eso esta ley ni se lo plantea. Más allá de ciertas ayudas a su papel reproductivo, en todo lo demás las madres se tienen que buscar la vida. Como si socialmente no existieran.

Esa ocultación interesada es, en el caso de las mujeres, un patrón establecido. Por supuesto, no son las únicas personas a las que se invisibiliza, pero sí a las que menos importa hacer desaparecer en todo lo que vaya más allá de un provechoso rédito social o económico. Acaba de llegar esta semana a Huelva el primer contingente de temporeras marroquíes, mujeres que realizarán un trabajo indispensable y valioso, a juzgar por los beneficios que arroja el sector de los frutos rojos.

Para que las contraten deben tener cargas familiares, no vaya a ser que se les ocurra una tontería. Vienen, viven en alojamientos en malas condiciones, trabajan a destajo y luego se las devuelve a su sitio. ¿Qué ocurriría si pidiesen, todas juntas, mejores salarios o condiciones de trabajo? Que, simplemente, otros países sustituirían a Marruecos, de hecho ya están los empresarios agrícolas haciendo ensayos.

Esas mismas reivindicaciones laborales son las que han planteado los trabajadores de tienda de Inditex, en su inmensa mayoría mujeres. Las movilizaciones han ido extendiéndose de Galicia al resto del país y auguran un año conflictivo para la cadena.

Volvemos a lo mismo, balances millonarios que se apoyan en sueldos mínimos. Las vendedoras de Zara o Lefties son engranajes de un sistema que no solo se aprovecha de su trabajo, sino que encima les exige buena presencia. ¿Qué importa si tienen a cargo a padres o hijos a los que cuidar, que será lo más frecuente? Pues que se busquen la vida. Claro, quizás por eso aguantan en su trabajo.

Siguen siendo las mujeres -madres, trabajadoras agrícolas, dependientas o lo que sea- quienes ven limitados sus proyectos de vida al asumir, de forma desigual, otras tareas y cuidados tan indispensables como ignorados. El horizonte no es ya el de los derechos de ciudadanía, sino de Cuidadanía.

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