El Malacate

Javier Ronchel

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El ferrocarril rescata a Huelva

La compra de la antigua estación y del Colegio de Ferroviarios por parte de la Diputación llega como una gran oportunidad para revitalizar la ciudad y la provincia a medio y largo plazo Esta Huelva pinta mucho Un brillo digno para La Joya de Huelva

Fachada de la antigua estación de ferrocarril de Huelva.

Fachada de la antigua estación de ferrocarril de Huelva. / Alberto Domínguez (Huelva)

Esta semana ha sorprendido la Diputación con el anuncio de la adquisición del antiguo Colegio de Ferroviarios y de la antigua estación de Sevilla. Ambos edificios pasarán a ser de titularidad de la institución provincial y en pocos años albergarán sus dependencias administrativas en la capital onubense. En apenas dos días hemos conocido una operación que va a asegurar la conservación de dos edificaciones históricas de Huelva y que va a suponer, al mismo tiempo, un impulso a una zona de la ciudad que necesitaba de un estímulo para desatascar su expansión natural hacia la Ría, en los terrenos del Ensanche Sur, que lleva años esperando a materializarse.
Este paso puede valorarse como un golpe de mano ambicioso del nuevo Gobierno provincial de David Toscano. Dicen que el presidente de la Diputación tenía hace tiempo en mente la concentración de las diferentes sedes provinciales, desperdigadas en la capital en diferentes instalaciones. Ahora, con esta iniciativa, la idea es crear un complejo en el que se de cabida a todas ellas a través de dos edificios en desuso que clamaban por asegurarse su futuro con proyectos realizables y de utilidad, y en terrenos que van a convertirse en transición del actual centro urbano hacia el nuevo punto de efervescencia de la capital, cuando a medio y largo plazo se desarrolle en toda su plenitud.
Hace más de dos años que el Colegio de Ferroviarios aguardaba a que sus propietarios, una cooperativa de socios que había adquirido el inmueble para transformarlo en un innovador ‘cohousing’, una comunidad de viviendas colaborativas para personas de cierta edad, estuvieran en disposición de ejecutar su proyecto, paralizado por los altos costes generados tras la última crisis.
Los socios decidieron hace una semana poner a la venta el edificio para recuperar su fuerte inversión y poder llevar su iniciativa a otra parcela de la ciudad. La Diputación actuó con rapidez a primeros de semana y, después de haberle echado el ojo hace unos meses, ha dado el paso de cerrar su compra, dando forma a una aspiración del nuevo equipo de gobierno de buscar una nueva sede para todas sus áreas.
El antiguo colegio San José de Calasanz no era suficiente y también esta semana se ha anunciado el traspaso de la antigua estación de trenes del Ayuntamiento a la institución provincial. Y en el mismo movimiento, la cesión de de una parcela dotacional contigua contemplada en el planeamiento urbanístico tras los dos edificios históricos. De esta forma se acabará configurando un triángulo en ese punto, probablemente intercomunicado, que concentrará todas las áreas necesarias para el funcionamiento de la Diputación, a excepción de Presidencia, que seguirá en el Palacio de la Gran Vía, reservado para actos protocolarios.
Ese futuro traslado de la Diputación liberará edificios que actualmente están en uso en diferentes puntos del término municipal de la capital, y que, como patrimonio de la institución, servirán como fuente de ingresos que e parte financiará la operación y la propia actividad provincial.
Aunque el proyecto está aún en estado embrionario, como cuenta hoy en Huelva Información Teresa Lojo, todo apunta a una operación que debe ser beneficiosa para todas las partes implicadas, pese a la necesidad de una inversión millonaria.
La propia Diputación da el paso hacia una optimización de recursos que a la larga conllevará un ahorro en todos los órdenes, además de una mejor prestación de servicios para la ciudadanía y para los ayuntamientos de la provincia. Al menos es la intención que tienen, según lo avanzado estos días.
Los onubenses, por otro lado, se aseguran la recuperación de dos edificaciones que son patrimonio histórico y arquitectónico de Huelva, fuertemente enraizados con la propia provincia, y con ciertas garantías de que buena parte de ellos se destinen a un uso cultural y social, con reflejo directo en la propia ciudadanía.
El Ayuntamiento de Huelva, además, en un alarde de colaboración y generosidad, se ha entendido perfectamente con la Diputación para proporcionar utilidad a este patrimonio, dando salida al mismo tiempo a una patata caliente potencial. Es gran ejemplo de la reiterada apuesta por la colaboración institucional, de la que hace gala la alcaldesa, Pilar Miranda.
E incluso los propietarios del Senior Cohousing Huelva, cooperativistas sin ánimo de lucro, también han encontrado una solución a su difícil situación, después de su arrojo inicial para invertir en la recuperación de un inmueble histórico para la ciudad, tras no contar con pulmón financiero suficiente para afrontar la coyuntura actual, muy diferente a la existente cuando comenzaron su proyecto.
Sobre el tablero, una vez presentadas las fichas, todo apunta a una jugada maestra. Sin duda, una gran oportunidad para hacer bien las cosas, planteadas con ambición, recorrido a largo plazo y claro retorno a la ciudadanía. Como debería ser siempre en Huelva. Por una vez, el ferrocarril llega al rescate. Necesitará para ello de una fuerte inversión, que la propia Diputación asume n solitario, en principio. Pero también de temple, firmeza y consenso entre todas las partes y grupos políticos, por el bien general y un final exitoso.
En la sombra, la amenaza, siempre presente, de grandes proyectos que se quedaron por el camino, o que siguen perdidos en él. Es el temor. Y ahí están el propio Colegio de Ferroviarios en manos de los cooperativistas, el edificio de Hacienda o el Banco de España y su futuro como museo. Demasiados ejemplos como para obviarlos. Y como para cometer los mismos errores, aunque en todos ellos hayan intervenido diferentes causas. Vigilantes estaremos.
En cualquier caso, justo es aplaudir una iniciativa de este calado y ser optimistas sin cegarnos por las malas experiencias previas. Y soñar con que es un paso decisivo para configurar el llamado Parque del Ferrocarril que abrirá el Ensanche Sur a la ciudad. Poco a poco, firmes y seguros, avancemos.  

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