El Malacate

Javier Ronchel

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Esta Huelva pinta mucho

La riqueza artística de la provincia merece atención, difusión y promoción, y tiene ahora una oportunidad inmejorable con el Museo de Bellas Artes que se queda el Banco de España  |  El Malacate: La trampa electoral en Huelva

Esta Huelva pinta mucho

Esta Huelva pinta mucho / Jordi Landero

HAY una riqueza artística en Huelva, en la pintura y la escultura, de la que no se habla lo suficiente. Está repartida por toda la provincia, con diferentes estilos y generaciones. También distintas disciplinas y expresiones. Y todas ellas tienen en común un extraordinario valor, que en suma eleva, también en este ámbito, el potencial de esta tierra nuestra onubense.

No es fácil que se de una feliz coincidencia de esta envergadura en una provincia pequeña, además, sin Facultad de Bellas Artes o grandes pinacotecas. Y sin embargo en Huelva se da, probablemente saliéndose de la norma preestablecida, y asumiendo un protagonismo que, hay que repetirlo, merece mayor atención.

Referentes como el nervense Daniel Vázquez Díaz, el onubense José Caballero o el ayamontino Antonio León Ortega están ahí, entre lo mejor de la primera mitad del siglo XX. No vamos a descubrirles ahora, aunque seguramente hay una deuda enorme en esta tierra para corresponderles en su grandeza y redescubrirles ante el gran público, que apenas conoce los nombres por un contexto muy diferente, por los homenajes que tuvieron de espacios públicos.

Hay más nombres, apenas al alcance de los verdaderos conocedores del arte local, pese a que están disponibles para cualquiera en el Museo de Huelva, el de la Alameda Sundheim, que entre tantas idas y venidas de proyectos y propuestas, a ciencia cierta, es el único que está abierto actualmente, a disposición de onubenses y visitantes. Totalmente gratis y de martes a domingo, como otro museo más. Con un añadido de arqueología e historia que hace que su visita sea una experiencia maravillosa.

Pero no hace falta irse tan atrás en el tiempo para encontrar talento, creatividad, personalidad, riesgo, brillo y emoción en la expresión de artistas nacidos o muy estrechamente vinculados a la provincia de Huelva que son la mejor representación del arte local contemporáneo.

Algunos de ellos se fueron antes de tiempo o por razón de su edad más avanzada. Ahí quedaron el puebleño José Guevara, el ayamontino Rafael Aguilera, el onubense José María Franco, el lepero Overli, el zalameño Vicente Toti, el puntaumbrieño Pedro Gil-Mazo o el nervense Juan Barba, por ejemplo.

Hay que reconocer que el hecho de caer en la tentación de nombrar a algunos tiene el riesgo enorme de la omisión de cualquier otro que debería estar entre estos o aquellos. Y es mayor aún la osadía si se trata de referir a artistas que están entre nosotros, en activo y en continua producción. Pero esos mismos son los que, precisamente, engrandecen un poco más a esta Huelva por la dicha de tenerles como amplio exponente de estilos, edades y procedencias. Todos ellos admirables y admirados mutuamente, en un ejercicio de profesionalidad y respeto gremial que les engrandece un poco más. Y sin que el orden altere o desvirtúe merecimientos, como bien saben ellos.

Se puede hablar de Juan Manuel Seisdedos, Pilar Barroso, Enrique Romero Santana, Pedro Rodríguez, Juan Carlos Castro-Crespo, Jorge Hernández, Antonio Cazorla, Faustino Rodríguez, Víctor Pulido, Alberto Germán Franco, Ismael Lagares, Florencio Aguilera, Pedro Rodríguez Garrido, Pablo Sycet, David Morales, Alfonso Aramburu, Buly, Susana Pérez Barrera, Martín Lagares, Tomás Cordero, Antonio Belmonte, Fernando Bono, Juanma Vidal, Miguel Ángel Concepción, Mario Marín, Juan Galán, Rocío Zarandieta, o Rafael Oliva, como también Manomatic, Wild Welba, Konestilo o Garrido Barroso, que ya dieron el salto a las salas.

Lo mejor de este riesgo asumido de nombrar a estos pocos es que el lector seguramente confrontará la lista con otros nombres que tenga en mente y que sean acreedores igualmente de ser incluidos en un repaso de los artistas plásticos onubenses. Y eso es otra muestra más de que, efectivamente, hay en la actualidad un gran momento para el arte en Huelva, puede que mejor que en el siglo XX, que ya fue excepcional.

Y ahora se abre una oportunidad fantástica para la reivindicación, la promoción y proyección de la pintura y la escultura locales, para los nombres que están y para los que llegarán. El Museo de Bellas Artes que se quedará con el edificio del Banco de España, en la Plaza de las Monjas, debe abanderar la pintura contemporánea onubense, como evolución de esos fondos de enorme valor que se conservan en la Alameda Sundheim y que necesitan de un reflejo actual.

Seguramente Cultura ya tiene previsto algo parecido, pero es necesario reclamar que ese nuevo espacio esté vivo, sea dinámico y recoja a una Huelva artística que bulle y que necesita tener una casa propia. Ahora es el momento.

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