Visiones desde el Sur

Por derecho

Los independentistas están buscando un mártir, o sea, un muerto; y si son varios, mejor

Un columnista ha de exteriorizar lo que piensa. Ponerse frente a las trincheras de la discordia y opinar, aunque lo crucifiquen, lo insulten, lo ninguneen o lo maten, que casos hay. España está en una situación de crisis, de descrédito internacional, de traumatismo, de descontroladas algaradas, de riesgo cierto de que cualquier día ocurra una desgracia irreparable que se busca con ahínco por unos pocos.

Los independentistas están buscando un mártir, o sea, un muerto; y si son varios, mejor; para edificar sobre sus restos, sobre las cenizas, un nuevo Estado.

Miren. Cada cual es libre de pensar y de expresar lo que estime oportuno en un Estado de Derecho. También puede reunirse con quien desee y manifestarse cuantas veces les salgan de las entendederas.

Pongamos un ejemplo. Quien firma esta columna es republicano. No soporto a la monarquía, ni siquiera a la parlamentaria, como la nuestra. Quiere esto decir que si deseo exponerlo, como ahora lo hago, pues en mi derecho estoy y nadie debe impedírmelo. También ostento las prerrogativas de reunirme con otras personas para hablar de republicanismo y de por qué entendemos, los que así cavilamos, que la Jefatura del Estado debe ostentarla una persona que haya ido a unas elecciones a tales efectos y las haya ganado. Porque lo de la sangre azul, me sube los colores a la cara, mire usted; y lo de que en el siglo XXI pensemos que al jefe del Estado debe sucederle su prole, por no sé qué cualidades consanguíneas, me parece un cuento para parvularios.

Pero lo anterior no me faculta para que cuando me manifieste con mis colegas, en donde nos parezca oportuno, con nuestras banderas y nuestros rollos republicanos, decía, rompamos el mobiliario urbano, cancelemos vuelos y trenes programados, cerremos fábricas, cortemos el tráfico, amenacemos a los comerciantes con piquetes, jodamos a los restaurantes que esperaban a su clientela…, impongamos, en definitiva, el criterio de una minoría reaccionaria, sobre el resto de la ciudadanía, que solo persigue vivir en paz y en libertad. Bueno, pues esto es lo que está ocurriendo en Cataluña. Todo lo demás son monsergas, componendas, paparruchas o ansias de gloria de unos iluminados que dicen hablar en nombre de toda Cataluña, sin ser cierto.

Y el proyecto que se ha sacado de la manga el mago de La Moncloa, en un visto y no visto, no facilitará la paz en dicho territorio ni en el resto de España. Ni mucho menos. Al tiempo.

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