El hambre continuada de los pueblos aporta una inteligencia y un brío que nadie podrá parar.

Objetivo: que los siete jefes de Estado o de Gobierno puedan hablar tranquilos, sin nada que altere su agenda.

Aquí estamos los españolitos, empantanados, viendo pasar los vencejos por el índigo cielo.

El apego a la ficción me ayuda a comprender la realidad mucho más que todos los boletines oficiales.

Cuando me pongo a escribir en la génesis de los conflictos bélicos me da miedo pensar.

Volvemos a grandes zancadas al feudalismo arrollados por la entelequia del dinero.

Los problemas aparecen cuando hemos de enfrentarnos a quienes creíamos olvidados.

¿Por qué no se van ustedes todos al carajo? O, al menos: ¡Para la próxima os espero!.