Huelva tiene un gran potencial en materia turística pero no se sabe aprovechar. Un problema de los onubenses es que no valoran lo que tienen, con lo cual no presumen de ello ni tampoco contribuyen a su conservación, tampoco las administraciones invierten mucho en ello. La ciudad cuenta con un rico patrimonio histórico, arquitectónico y artístico.

Tiene un Legado Inglés que la hace única, en el que se incluyen construcciones emblemáticas como el Muelle de la Rio Tinto, seña de identidad de la ciudad, o el Barrio Obrero y la Casa Colón. Entre las señas de identidad de la capital onubense se encuentra también el Monumento a Colón de la Punta del Sebo, proyectado por la escultora Gertrude Vanderbilt Whitney, una monumental escultura que constituye uno de los grandes atractivos de la ciudad y que recientemente fue objeto de labores de restauración, que habría que acometer ahora en la parte de tierra del Muelle de la Rio Tinto para frenar su deterioro.

Aparte, está el patrimonio arqueológico, parte del cual se puede ver en el Museo de Huelva o dando un paseo por la ciudad, donde hay restos integrados, aunque hay que avanzar mucho más en este aspecto. 

A todo ello se une la gastronomía onubense y su belleza paisajística. La Fuente Vieja, el único acceso al acueducto subterráneo romano del siglo I d.C., es ahora más accesible para los ciudadanos y turistas tras las obras de remodelación del entorno, un inicio de ruta para subir al Cabezo del Conquero y disfrutar de las vistas. Sin olvidar, el patrimonio natural, con el Parque Moret, y el artístico, que incluye las esculturas que hay ubicadas en distintos puntos de la ciudad.

Desde el Ayuntamiento de Huelva se quieren incrementar las pernoctaciones de los turistas en la ciudad, atraer visitantes. Está trabajando en ello con el Puerto y empresarios. No obstante, para poder apostar por el turismo es fundamental que la ciudad esté limpia (se está intentando mejorar este aspecto), así como que el patrimonio histórico y artístico se encuentre en óptimas condiciones, que el turista en su visita no se encuentre con esculturas rotas y con pintadas o con construcciones deterioradas, que se lleve un buen recuerdo y le queden ganas de volver. En este sentido, queda mucho trabajo por delante en concienciación ciudadana sobre el respeto al patrimonio.

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