Mucho se han mencionado en esta campaña electoral las frases de Orwell. Se utilizaban a conveniencia de unos y de otros. Incluso, en la mayoría de los casos, cuando las leías con detenimiento, podías comprobar que no tenían sentido. Y es que estamos en un momento donde el poco sentido vence al sentido común, donde apenas valoramos los principios. Nos arrimamos al sol que más calienta sin poner en duda la credibilidad, la opinión, la verdad, esos principios.

Charles Augustin Sainte-Beuve fue un escritor y un crítico literario francés. Nació en 1804 y murió en 1869. Estableció un método crítico que resultó muy polémico en su época. Sainte-Beuve defendía que, para conocer la obra de un autor, el crítico debía acudir a su persona y a sus libros anteriores, por tanto, la obra bien podría ser el reflejo de la vida de su autor. La intención y las cualidades personales debían ser tenidas en cuenta para comprender la obra literaria.

Con estas elecciones generales todos hemos hecho un poco de Sainte-Beuve, nos hemos dejado llevar por las cualidades más que por los programas políticos. Hemos valorado a los personajes y a sus biografías, hemos reconocido las intenciones, las cualidades, muy por encima de la propia verdad. Hemos comenzado a crear nuestra propia crítica, o la crítica de nuestra España. Y el resultado todos lo conocen. Para bien o para mal, en democracia hay que aceptar las deliberaciones. Se enfrentaban dos bandos bien diferenciados. Digo bien diferenciados a priori ya que a posteriori ambos tenían buena historia de corrupción sobre sus espaldas (no se tape los ojos, debe reconocerlo). El mal nunca es menor, siempre es mal mientras no se demuestre lo contrario. Y para evitar un mal futuro se ha aceptado un mal presente. Hemos vuelto a funcionar ajenos a los principios, hemos valorizado la realidad.

Marcel Proust criticó abiertamente a Sainte-Beuve, dijo de su crítica que estaba "falta de raíz en su método". Pero en otro momento de su vida Proust llegó a afirmar que la obra de Sainte-Beuve era "magnífica, inmensa y ardiente". ¿Podemos afirmar nosotros lo mismo de alguno de nuestros candidatos políticos? Tal vez, sea usted fiel a sus principios. Extremadamente fiel. Tal vez se haya planteado desde el lunes múltiples cuestiones que le llevan a una encrucijada, a cierto escepticismo.

Escribió George Orwell en su novela Keep the aspidistra flying (1936): "Los principios están muy bien, siempre que no haya que ponerlos en práctica".

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