Alas de mariposa

Moda o el don de la ubicuidad

Detrás de las modas hay artimañas de mercado feroz, que nos ordena qué nos debe gustar

Nunca seguí ni entendí bien el concepto Moda: Uso, gusto o costumbre adoptada por una sociedad, de un lugar y tiempo determinado. Normalmente se asocia a ropa o complementos.

El caso es que salgo a la calle y tiendo a ver clones. Me parece que la niña tipo Bershka tiene el don de la ubicuidad y está en todas partes, como la niña del pasillo en las películas de miedo. Y la joven curvilínea con escote push up, tacones de infarto y faldas de las que tocas, con salva sea la parte, el hierro frío si te sientas en el banco de la plaza, también lo tiene. Y los chicos de chándal caro comiendo pipas y mirando el móvil, también son ubicuos. Cambiamos de decenio y todas las chicas llevan mechas y el pelo por la cintura. Si entramos en los cuarenta, los chicos con el pantalón chino o el vaquero y el jersey de marca, así como de soy mayorcete pero visto pijo-casual. Como en una pesadilla, el chico también está en todas las puertas de los bares de copas. Un decenio más y, a ellas, el tacón se les va haciendo más grueso y más bajo y… ¡Todas se ha vuelto rubias! ¡Pero si, según el Sr. Google, solo un 7% de los españoles son rubios naturales!

Al margen de lo que cada cual se ponga, - libertad, santa palabra - , y bromas aparte, lo que realmente me preocupa es qué hay detrás de la moda. Me temo que sean artimañas de mercado feroz, que nos ordena qué nos debe gustar. Nos programa para que elijamos tal color, tal bolso, tales deportivas. En definitiva, nos uniforma. Y a mí no me gustan los uniformes porque nos despersonalizan, nos alinean, ocultan nuestro yo más profundo. De tanta y tanta ubicuidad perdemos el interés por las personas de nuestro alrededor y nos hacemos, finalmente, invisibles. Hemos dejado de mirar lo verdaderamente importante para fijarnos en lo accesorio. Puro y obsceno consumismo. Y pensemos que la presión no es solo para el vestir. Nos están ordenando qué tipo de música, qué tipo de comida, qué tipo de aficiones, qué tipo de clon debemos ser.

Después están los que nos ponemos un zapato mostaza y otro bermellón, en una especie de mini resistencia contra lo uniforme, porque nos gusta jugar a dar color a una sociedad demasiado gris, o sacar a un ubicuo de su éxtasis.

Solo te pediré un favor. Si te cruzas conmigo, mírame a los ojos y detente en ellos. Yo también miraré los tuyos. Puede que nos fundamos en un abrazo largo, sin prisas y de colores.

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