Lecturas sobre un anticipo

Sea por la razón que sea, nos viene bien que las elecciones andaluzas se celebren sin otras

Todos los partidos venían preparándose para un posible adelanto electoral en Andalucía, por lo que su anuncio por parte de Susana Díaz no les ha cogido de sorpresa. Las razones dadas de este anticipo han sido diversas, según vinieran, como es lógico, del Gobierno andaluz o de la oposición. Una de las que, quizás, tuviera más carga agresiva fue aquella en la que se afirmaba que había habido un pacto entre el PSOE y Cs, porque era lo que más les convenía. Obviamente, ellos lo niegan. ¿Será cierto ese acuerdo? De momento, difícilmente lo sabremos, pero reconozco que creo que es más posible que no. Pero dentro de este escenario de la convocatoria, merece la pena fijarse en los argumentos esgrimidos por Díaz. Tal vez, el que más sobresale es el de su preferencia porque haya unos comicios en Andalucía que no se vean contaminados por la coincidencia con otros. Eso es positivo, pero implícitamente eso significa que cree que Pedro Sánchez puede verse obligado, por sus dificultades -entre otras, sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, el problema del independentismo catalán o el goteo reiterado de ataques a sus ministros y a él mismo- a poner las urnas para las generales en contra de su deseo de permanecer hasta el final de la legislatura. Sea verdad o no lo expresado por la presidenta, que a nivel práctico carece de relevancia, debemos felicitarnos por el hecho de que estas elecciones lo sean sin acompañamiento de otras. Pero esto no debería ser una excepcionalidad sino lo habitual, sin que hubiese necesidad de que estuviera reflejado en ninguna norma. Ojalá que tanto ella, como los que vengan a ocupar la presidencia andaluza mantengan ese criterio. A los andaluces nos ha perjudicado el uso que se ha hecho en el pasado de las coincidencias de los comicios porque solo respondían a intereses partidistas. Ahora bien, la decisión de Díaz también tiene otras lecturas que, comprensiblemente, no salen a la luz. Dos de ellas son las que siguen, aunque hay más. Una es que continúa el enfrentamiento entre el socialismo andaluz y el dirigido por Sánchez. Pero hay otra adicional, más acentuada, silenciada públicamente, que tiene que ver con falta de confianza en este último por sus políticas erráticas, sus pendulazos de ahora sí y ahora no, su sumisión a las presiones de Podemos y de los grupos secesionistas, y sus reiteradas imprevisiones. Por ello, evitarán en lo posible que su note su presencia en las elecciones andaluzas. Realmente, eso nos viene bien.

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