Escribí aquí hace ya tiempo que demasiadas cosas se nos estaban yendo de las manos. Me refería a la actitud de un gobierno que va de desacierto en desacierto, y a veces de fallos garrafales, realmente inadmisibles. No somos ajenos a esa debacle política más evidente. Basta revisar con rigor el resultado de muchas encuestas, donde se evidencia ¡aún! el apoyo de muchos a la gestión gubernamental. Una gestión que, como estamos viendo en los casos del espionaje telefónico, adolece de la rectitud y la efectividad que exigen asuntos de Estado de tan importante relevancia. Gestión tantas veces condicionada por la servidumbre a los socios de gobierno y los nacionalistas que apoyan su mandato y cuyas inquietantes consecuencias ponen en peligro, entre tantas contingencias sociales, políticas y económicas la propia Seguridad del país y, si me aprietan, la propia democracia. Porque desde hace algún tiempo en España se están cruzando líneas que son inviolables y que ponen en riesgo los principios constitucionales y la propia integridad de nuestro Estado de Derecho por esas indignas y peligrosas coaliciones con sus más recalcitrantes enemigos. Que el mismo gobierno aliente las críticas y ataques a los servicios de Inteligencia colma el vaso de lo inaudito.

En honor a su mitológica denominación "Pegasus" se ha convertido en todo un caballo de Troya en el ámbito viscoso y vergonzante de la alianza entre el gobierno de Pedro Sánchez y los nacionalistas catalanes, cuyo acibarado enfrentamiento por el espionaje se puso de manifiesto en el encuentro del pasado viernes en Barcelona en el curso del Círculo de Empresarios. No tardó Aragonés en chantajear al presidente exigiéndole una reunión "de Estado" a cambio del apoyo de ERC en un encuentro "de forma urgente y sin tiempo acotado". De nada sirvieron ni el precipitado viaje del ministro Bolaños y su entrevista con la consejera Vilagrá, ni la madrugadora rueda de prensa del lunes día 2 festivo, ni cuantas ocasiones han abundado para mendigar disculpas de distintos miembros del ejecutivo. Insolente actitud de estos separatistas, altivos, reaccionarios, victimistas y excluyentes, inadmisible en quienes perpetraron un ilegal golpe de Estado condenado por la Justicia y cuyas actuaciones incluyen sospechas -la trama rusa- que habrán de aclararse a su debido tiempo. Otra cuestión que se nos ha ido de las manos.

Desde esta periferia sureña -Huelva, lejana y rosa- el tema en su mayoría se atisba con escepticismo. ¿Cómo puede analizarse semejante actuación disparatada e incompetente, capaz de catapultar una de las instituciones fundamentales de la Seguridad del país? Mucho me temo que todo se resolverá con más prebendas, más dinero y más independencia. La mayoría de los fervorosos electores del gobierno seguirán "olvidándose" de que, mientras a los nacionalistas catalanes se les siguen concediendo generosas subvenciones, se les hurtan a sus propias comunidades.

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