No sé si se han dado cuenta, pero en los últimos meses, en casi todas las ciudades y los municipios de este país, han regresado las obras promovidas por los ayuntamientos. Mejoras y adecentamientos de muchos tipos y formas, pero hay que gastar dinero para que los ciudadanos comprueben que su entidad local hace cosas, funciona, se mueve. El único motivo de que ahora todo este movimiento sea necesario a la vista de los vecinos es que las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina, y de alguna u otra forma nos quieren hacer ver que importamos a los políticos.

Otro caso curioso ha sido la tragedia del muelle de Vigo. Podía haber sido una gran desgracia. Me fijé que ninguno de los dirigentes implicados en este asunto ha asumido la culpa. Lo único que han hecho es culparse unos a otros. La autoridad portuaria, el alcalde de Vigo y el presidente de la Xunta se han limitado al cruce de acusaciones. Nadie ha dado la cara ni ha asumido su responsabilidad. La conclusión de todo esto no es otra cosa que la pérdida del sentido común y de la propia identidad de los políticos. Y da igual que sean locales, provinciales, autonómicos, nacionales.

Hay un vídeo del BBVA, titulado Hay que educar la atención de nuestros hijos (recomiendo la versión completa y no la reducida) que todos los políticos o las personas que quieren dedicarse al servicio público deberían ver. Se trata de una entrevista a Gregorio Luri. Dice Luri que la atención es el nuevo cociente intelectual. También dice que la cantidad de información que nos llega dificulta nuestro conocimiento. Y si aplicamos estos hechos a nuestros políticos descubrimos que ellos no paran de dar información, ya sea en Twitter, en otras redes o en los medios convencionales. Y estos políticos pretenden que perdamos la atención, quieren que estemos entretenidos con sus argumentos vacíos y ausentes de sentido común.

La nueva cultura tecnológica en la que estamos inmensos no es la solución. Avanza a un ritmo vertiginoso que no somos capaces de asimilar, y nos hace perder la atención. Sin atención no hay sentido común. El sentido común es la solución para la educación, es la solución para construir la propia identidad. No se debe buscar el interés particular del calendario, ahora que se acercan las Municipales. Cuando a las actuaciones de los alcaldes de España les falta el componente moral, la conclusión es que ellos han perdido el sentido común y su identidad. Nosotros no podemos perderlos.

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