Desertemos de los líderes ejemplares

Julio Anguita me enseñó que no vino a gobernar y a liderar, sino a recordar que la iniciativa correspondía al pueblo

Hace un par de días se celebró el segundo aniversario de la muerte de Julio Anguita, hijo adoptivo de Córdoba. Tuve la suerte de entrevistarlo para el programa de radio Señales de Humo, en Hispanidad Radio; siempre fue muy solícito con nosotros y muy instructivo en sus respuestas. En las dos conversaciones que mantuvimos con él hablaba sin reservas de Derechos Humanos, de república y de democracia, y de activismo político, pero lo que más me llamó la atención fue su interpelación continua a la capacidad de la ciudadanía de cambiar el sistema, a la necesidad de organizar un "frente cívico" que mejorara nuestro mundo. Julio Anguita me enseñó que no vino a gobernar y a liderar, sino a provocar, a recordar que la iniciativa correspondía al pueblo y, de alguna manera, a liberarnos.

He escuchado con preocupación cómo dos candidaturas contrapuestas en el plano ideológico, las del presidente Juanma Moreno y la parlamentaria Teresa Rodríguez, nos piden que alineemos el voto con sus figuras, incluso con sus fotos. Ponen el foco en ellos, no en sus programas, aunque como queda mucha campaña confío en que esto cambie, esperaré a leer los programas electorales para tener más opinión. Por cierto, ¡programa, programa, programa!, otra de las frases que no dejaba de repetir el difunto inspirador de este artículo, y que en definitiva supone una manera muy fácil de conocer qué hay de verdad o de "politiquería" en los mensajes que vamos a recibir. No cabe duda que aquellos que se escuden en mensajes simples, responderán a puro marketing político. Los problemas del mundo son muy complejos, las soluciones también. En este sentido, la falta de valentía política hace que el centro del debate sea quién aupará a la ultraderecha a la poltrona de la Junta de Andalucía, en concreto ¿quién se tapará la nariz?, si el PP admitiendo parlamentarios con discurso pro-fascista o la izquierda ofreciendo una abstención dolorosa. Sin capacidad para zanjar la cuestión ya con sencillos "cortafuegos políticos", como en otras democracias europeas, gastamos el tiempo dando pábulo a cuestiones que no cambiarán la realidad de pobreza de nuestra tierra. ¿Es ese el tipo de dirigentes que queremos? Julio Anguita nos decía que "…mejor morir luchando por un ideal noble y no consumiéndonos como un brasero" Por favor, ilusiónennos con propuestas que cambien el mundo, no con adhesiones pueriles.

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