Delegados de clase, políticos y padres

"Conciliar es como el metaverso: todo el mundo habla de ello pero nadie tiene ni puñetera idea de lo que es hasta que lo vive"

Mucho rajar de los políticos, pero en el fondo somos todos iguales. Lo de la representación no es lo nuestro, como humanos (o humanos españoles, quizás) y es algo que se sabe desde que somos bien chicos. Al que más o al que menos, y creo que ya va siendo hora de confesarlo, lo que nos gustaba de ser delegados o encargados de la clase era fastidiar a los demás y abusar del poder. Apuntar a los que hablaban, si nos caían mal, hacer la vista gorda con los colegas y usar nuestra posición para conseguir mejores notas. Y punto. De lo de representar los intereses de todo el colectivo no había ni rastro, ni falta que hacía. La historia es que la mayoría abandonamos bien pronto el maravilloso mundo de la política, pero hubo quienes siguieron años y años en el camino. Ahora delegado de la clase del instituto, ahora de la facul en la uni, ahora que se mete en el Ampa, ahora es portavoz de la plataforma vecinal, ahora monta un partidito, ahora se mete en otro… Total, toda una carrera en esto de la representatividad. Supongo que con la edad la mayoría de ellos terminan estando en el ajo ya no solo para fastidiar al enemigo, hacer la vista gorda con el amigo y beneficiarse uno mismo, sino que de una forma u otra quieren ayudar, a su manera. Lo malo es que, en el fondo, la base sigue ahí: aquí no sabemos representar a nadie. De lo contrario no me explico por qué demonios los políticos aún no han sido capaces de dar con una solución a un problema tan radicalmente masivo como es la conciliación. En realidad, conciliar es como el metaverso: todo el mundo habla de ello pero nadie tiene ni puñetera idea de lo que es hasta que lo vive en sus carnes. O, mejor dicho, hasta que se da cuenta de que no existe. Supongo que antes no importaba tanto porque el trabajo se cargaba sobre los abuelitos, pero claro, llegó una pandemia que hizo dos cosas: guardó a los abuelos en sus casas y encerró a los niños en las nuestras, y entonces todo el mundo habló de conciliación. Aquí, el que suscribe, lleva teletrabajando un buen puñado de años, con los hijos en casa y conciliando como puede, así que de otras cosas puede que no sepa nada, pero de esto tengo un máster. Vamos, que soy una voz autorizada. Un experto, y como experto os digo que todo sigue igual, que nadie ha hecho nada por avanzar de verdad en la conciliación del trabajo con el cuidado de los hijos, ni antes cuando éramos cuatro gatos ni ahora que salen papis conciliadores de debajo de las piedras. Y cuando digo nada no exagero: Nada. Cero. Aunque en realidad esto no es nuevo porque es lo de siempre: cuando se trata de los problemas de verdad nuestros gobernantes nunca dan soluciones, incluso aunque les afecte, que digo yo que también tendrán hijos. Por no saber representar no saben ni representarse a ellos mismos. El colmo de un delegao.

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