Hace unos días presentaba en Sevilla el consejero delegado de Cepsa la estrategia de la compañía para Andalucía, en la que Huelva va a jugar un papel decisivo. Maarten Wetselaar, sin profundizar en los detalles de sus proyectos, dejó varios mensajes claros que deben llevarnos a mirar al futuro con optimismo. Siempre que hagamos nuestra parte.

Vino a decir Wetselaar que las inversiones milmillonarias anunciadas son la puerta abierta a protagonizar un cambio de paradigma energético mundial para el que España y Andalucía deben estar preparadas y ser parte activa. Se refería con ello, más específico, a la necesidad de adecuar los marcos normativos al nuevo rumbo de las nuevas fuentes de energía, más respetuosas con el medio y sostenibles pero aún con limitaciones en su desarrollo aquí, también administrativamente, en cuanto a la concesión de permisos. Todo debe solventarse para no perder una posición preferente en el sector.

Tradicionalmente, observaba también el CEO de Cepsa, el acceso a la energía ha sido más económico en el norte de Europa, lo que favoreció que allí se concentrara el mayor número de industrias. Ahora las fuentes de energía, en plena transición de modelo, van camino de encontrarse en mayor cantidad, y a un coste menor, en el sur del continente, que, si todos hacemos los deberes, tiene todo para convertirse en el nuevo corazón económico europeo. Esto apunta a una nueva Revolución Industrial que promete colocar a Andalucía a la vanguardia.

Cuando habla de Andalucía, en clave de la compañía, Wetselaar lo hace de sus dos centros, en el Campo de Gibraltar y en Huelva, en Palos de la Frontera, donde sabemos que de los 5.000 millones de euros de inversión, al menos 3.500 millones caerán en el Parque Energético La Rábida. Y seguro la mayoría de los 17.000 empleos totales estimados.

Si a estos se suman los otros 2.200 millones previstos para el clúster del hidrógeno verde promovido por Iberdrola y Fertiberia, todo lleva a que Huelva pase a ser catalizadora del desarrollo energético del país, y foco industrial de Europa, a poco que se empiece a concretar el incipiente interés de grandes multinacionales en la provincia.

Y este puzle encajaría mejor si todos estos proyectos confluyeran en una gran estrategia común que multiplicara las opciones de crecimiento de todas las compañías implicadas y que lleve a España, desde Huelva, a ser una gran superpotencia que marque el rumbo en Europa. No es sencillo pero sería necesario para codearse con gigantes como China, que tiene despejado su horizonte sin contratiempos y con velocidad de crucero.

Hay una gran oportunidad que trasciende los beneficios locales y que no debemos desaprovechar en España y en Andalucía. Y en Huelva, claro, estaremos encantados de ser parte fundamental en otra gesta histórica.