La otra orilla

Cronificación de la pobreza

Se calcula que una mujer necesita trabajar 1,5 horas más al día para ganar lo mismo que un hombre

Apesar de la recuperación económica, la crisis ha dejado una huella difícil de borrar en la sociedad española. Y es que, aunque en el último año han mejorado ligeramente los datos de exclusión social y pobreza, casi uno de cada 3 niños y niñas siguen en riesgo de pobreza o exclusión social en España. Esta situación también afecta a uno de cada cinco españoles y españolas. Así lo han puesto de manifiesto los últimos datos publicados en julio por la Encuesta de condiciones de vida 2018, elaborada por el INE. En concreto, sitúa la tasa de riesgo de pobreza infantil en el 29,5%. En el caso del resto de la población, el porcentaje de personas en riesgo de pobreza y exclusión social es del 26,6%.

Pero el problema es aun mayor si tenemos en cuenta el último informe Foessa, que ponía el foco en la desigualdad, destacando que en los últimos años ha aumentado la brecha entre los hogares con rentas más altas y más bajas. Hay, pues, un porcentaje de la población que ha cronificado su situación e incluso ha visto cómo han empeorado sus condiciones de vida los últimos años: 4,1 millones de personas que se encuentran en situación de exclusión social severa. Las personas más vulnerables son, además de los niños, las mujeres y los jóvenes. Los hogares en los que la sustentadora principal es una mujer registran tasas más elevadas de pobreza y de privación de material. De hecho, si lo comparamos con los hogares monoparentales en los que el progenitor es masculino, existe una diferencia de cuatro puntos: el 20% de hogares con mujeres al frente, y el 16% con hombres al frente, se encuentran en situación de exclusión social.

Y parece que las principales causas tienen que ver con el empleo. En concreto, con la brecha salarial, y en que las mujeres están más expuestas a acceder a empleos con jornadas más reducidas. Y para muestra, dos datos: la contratación a tiempo parcial afecta a una de cada cuatro mujeres ocupadas, frente a uno de cada 14 hombres. Además, se calcula que una mujer necesita trabajar 1,5 horas más al día para ganar lo mismo que un hombre. Si es inmigrante, lo tiene que hacer 2 horas más. Mientras esto ocurre, nuestros políticos siguen enzarzados en la verbena de la investidura y de los pactos imposibles. Esta situación exige altura de miras y, cuando menos, un pacto integral contra la pobreza y una reforma del mercado laboral que permita un trabajo y unos sueldos dignos.

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