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En lo escondido
NO entiendo por qué en este país a veces nos gusta colocar a cada persona en su cajoncito. Será por necesidad de orden mental. Lo cierto es que a veces, hagas lo que hagas, para bien o para mal, cala en el imaginario general una frase que define a alguien y allí se le lleva, aunque en realidad esconda otra personalidad bien distinta o el tiempo le lleve a nuevos escenarios.
Con ejemplos esto se entiende mejor.
Tenemos al rey Felipe VI, que tiene un cliché repetido hasta la saciedad de "qué bien preparado está". No importa si lo hace bien o mal, si la monarquía es una institución querida/odiada, obsoleta/moderna o democrática/antidemocrática. Incluso se ha abandonado la carga familiar que nos ha dejado en los últimos tiempos. Con esa frase se le ha definido y se valida su permanencia y coronación. Es, de hecho y según las últimas encuestas, la institución más valorada.
La duquesa de Alba: "Era una rebelde". He analizado los hechos que acompañaban a esta afirmación y recojo los siguientes: llevaba una pulsera en el tobillo, se casó varias veces y, en su vejez, hizo lo que le dio la gana (bailar en público, salir todo lo que pudo y divertirse e importarle poco lo que pensaran de ella). No creo que esto sea la definición de rebeldía. Más de uno, cumplida cierta edad, nos desmelenamos porque la vida es corta. Sin embargo, esta es la tonadilla que se lee en los corrillos porque suena en ciertos medios de comunicación. No se analiza su parte conservadora (título, tierras, subvenciones, domicilio fiscal para evitar impuestos, etc.). No me extraña que de esta guisa llamen "antisistema" a cualquier cosa.
Estos ejemplos y otros confirman el refranero popular de "cría fama y échate a dormir". Los personajes señalados con estos clichés, con esa frase, se quedarán y será su legado.
Se les crea, a veces con intención, unos estereotipos en los que los encajan y, a través de este discurso que es repetido de forma insistente, se nos transmite de forma sutil unos valores, modelos de vida, sueños en los que ellos son el ejemplo, frente a la realidad.
Admitimos estos encasillamiento y, por el contrario, huimos y nos quejamos de los clichés que padecemos: como españoles, como hombre/mujer, en relación a nuestra edad, religión o creencias, etc. Sin embargo, fácilmente nos infunden con una frase rápida y simple todo un esquema ideal y ficticio de unos personajes. Los asumimos lo damos por buenos sin la menor crítica.
Hay que volver al espíritu crítico, al análisis y valoración de las cosas en su conjunto. Recuperar la memoria de lo que conocemos, no sólo lo aparente, lo visible y lo de ayer definen a las personas o lo que está pasando.
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