Carta de Navidad

Pido algún tratamiento para las personas con dificultad especial, especialmente para los que ocupan dos plazas de párking

Querido Papá Noel y queridos Reyes Magos: Escribo esta misiva a los cuatro para que os repartáis mis peticiones para este año. Yo que soy un acérrimo creyente en vosotros, en especial porque alguna vez me ha parecido ver por el cielo el trineo tirado por renos pasando por encima del cabezo de La Esperanza y porque a sus Majestades los vi hace ya unos años por videoconferencia en el Museo de Huelva y nunca habéis faltado a vuestra cita con la cabalgata, ni tan siquiera el año del confinamiento en el que pasasteis en coches descapotables por un sinfín de calles. Por eso, este año me lanzo con una retahíla de deseos que de veras me harían inmensamente feliz y menos cascarrabias. Voy a ello, aunque la mayoría no son directamente para mí.

En primer lugar, querría que repartierais un buen cargamento de bolsas de recogida de excrementos de perros para los dueños y dueñas de mi barrio, que a más de uno se les deben acabar pronto y no tienen la oportunidad de recoger las deposiciones de sus cánidos. Después, a ver si hay algún tratamiento para aquellas personas que presentan cierto grado de dificultad espacial, que queda especialmente patente cuando en los aparcamientos del supermercado ocupan plaza y media, o sea, dos. Y ya que hablamos de coches, os pido una solución auditiva o un indicador que ayude a quienes ponen la música a toda pastilla en su vehículo compartiéndola amablemente pero sin necesidad alguna con el resto de ocupantes de la vía. Y enlazando con sonidos estruendosos, una petición con los petardos: ¿podrían ser insonoros? Que explotasen pero sin molestar al vecindario. O, si es que el sonido es fundamental, que fueran por bluetooth y cada cual los oyera por sus auriculares, sin sobresaltar a nadie.

En cuanto al mobiliario urbano, a ver si es posible acabar con las baldosas móviles, esas que pisas cuando llueve. También que haya papeleras cuando uno las necesita, que al final acumulo kleenex cuya datación habría que calcular con carbono 14. Y ya puestos, que el contenedor de papel no esté lleno justo el día en el que vas a tirar lo acumulado en casa como un Diógenes urbanita.

Por ir cerrando, una petición muy personal y necesario: algún remedio para que deje de confundir el cajón de las camisetas con el de la ropa interior, que siempre abro el contrario. Y, por último, querría pediros buenas celebraciones, con aún mejores digestiones, para mis convecinos onubenses en estas fiestas navideñas.

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