‘Superestar’ en Macondo

20 de julio 2025 - 03:08

Es una manera distante para tratar un biopic recientes. Ya en el primer instante, donde el cineasta del proyecto, Nacho Vigalondo, aparece como un cronista nostálgico de la cultura pop, antes de convertirse en sí mismo, Superestar advierte que la vida de Tamara-Ámbar-Yurena no es un cuento al uso. Ni se podría contar como un capítulo de Cuéntame. Ni convertirla en serial.

Vigalondo y los Javis toman por La Mancha hasta buscar a Almodóvar (a quien ha homenajeado el dúo en Movistar), pero también deambulan por los pedregales de Buñuel, por las orillas berlanguianas. Superestar enfila el camino del realismo mágico, por lo absurdamente onírico. Porque a fin de cuentas toda aquella pandilla de personajes que fueron Leonardo Dantés, Loly o Tony Genil no fueron sino un sueño extraño en la pesadilla constante del corazoneo español.

No es la comedia para “reíse de” aquellos años, de aquella gente, de nosotros mismos, sino que fuerza la distorsión expresionista del subsuelo cultural, sin buscar justificaciones, sin pretender dar sentido a las cosas. Lo que fue el propio “tamarismo” en ese trienio de bisutería y móviles ladrillo. Ingrid García-Jonsson es la desdichadamente tierna Yurena que aún recordamos como si se nos hubiera aparecido ayer mismo, con el resto de la caterva. La tremenda es Rocío Ibáñez como Margarita Seisdedos. El milenarismo llegó. Superestar acaba de llegar a Netflix. No es una comedia de cocoteros, sino un drama heterodoxo que nos lleva a la compasión.

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