Un trofeo histórico de alto valor sentimental

El Trofeo Colombino prueba su resistencia tras ser santo y seña nacional e internacional décadas en la cresta de la élite, entonces con la doble cita de convocatoria social y deportiva de rutas entre La Rábida y la canoa por la ría, ahora superando situaciones excepcionales para no desaparecer del tránsito veraniego (no celebrado en cinco ocasiones) y aceptando su actual estatus dentro de un determinado marco propio de volver a su estabilidad de menor competencia semejante a sus “opositores” más veteranos como Carranza y Teresa Herrera.

Vaya por delante que el Trofeo Colombino tiene para mí un alto valor sentimental y profesional, lo seguía como estudiante guardando mis ahorros para comprar el abono fraccionado seis meses antes y luego debuté como redactor del desaparecido Diario Odiel en la edición XVI (1980) ya inmerso en el seguimiento del Decano. Felices y añorados años donde el espectáculo de ambiente festivo comenzaba en los alrededores del viejo estadio Municipal para culminar con el placer y la muestra del espectáculo sobre el campo.

El Recreativo domina con 14 carabelas de plata, seguido del Atlético de Madrid con seis para habilitar la realidad donde cualquier equipo participante, recordando la historia del torneo, nunca puede llegar más alto como ganador de tan prestigioso título vista la tradición y la reputación de conquistadores. Formatos sencillos de tres por uno, clubes modestos y pervivir como parte de ADN de la ciudad como símbolo de compromiso de presentación oficial del Decano ante la afición.