El parqué
Jornada mixta en Europa
La Platea
El deporte está inventado para vivir gestas como las del domingo. No, hombre, no me refiero a la sufrida victoria del Decano, aunque tampoco estuvo nada mal lo de ese agónico tanto, la verdad, y soy de los que no piensa pedir perdón por celebrarlo por todo lo alto: uno ha vivido tantísimos palos y ha mordido tantas veces el polvo en incontables partidos que siempre que se gane de esa forma, ya sea en Primera, en Copa, en 3ª RFEF o en la semifinal del Trofeo Colombino, tal circunstancia me parecerá siempre un guiño divino, la apertura del firmamento. Chendo desató el éxtasis y ojalá lo repita mil veces aunque no sé si a todos se nos quedará, incluso, más grabado en la mente ese control/locura de Juanito previo al centro. Cómo admiro a esas cabezas que, en un momento de tanta tensión, son capaces de hacer algo así, como si estuvieran jugando alegremente con una pelota de playa en la piscina de casa junto a diez colegas, saboreando una excelente barbacoa y con David Guetta sonando de fondo. Qué buena pinta tiene el ex azulino, por cierto.
Me refería a lo de Nadal, claro, con quien ya se nos acaban las palabras y cuya última victoria nos emociona más que su penúltima, que ya es decir. Yo tengo claro que es el Michael Jordan del mundo del tenis porque mira que ha habido, hay y habrá raquetas extraordinarias, decisivas y exitosas, como ha pasado, pasa y pasará con decenas de jugadores de baloncesto pero, al igual que aquel inigualable '23', es ese estilo, es esa forma, es ese puntito heroico que le envuelve lo que le singularizará para la eternidad. Qué ejemplo de deportista; qué fortuna saborearlo, además, como español.
Lo que tiene poco de épico y algo de ruborizante, y permítanme tal cambio de tercio, es que el Recre se haga, una vez al año, el ofendidito cuando pisotean su historia cíclicamente. Chequeen lo que presentó el club (toca ponerlo en minúscula) con motivo del 131º aniversario y en qué han quedado las uniones, creaciones y propuestas de entonces, que han llegado a nada… o a casi nada. El 'noeselmomentismo' aburre y no cuela. Que la pelotita entre o no, pese a fichar bien, no se puede controlar; defender sin complejos la historia, nuestro tesoro, lo ÚNICO que nos hace diferentes ante todo y ante todos, sí. En fin, ellos sabrán. Hasta el próximo pisoteo… y hasta el próximo tuit…
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