Cómics

Un museo de papel

Museo Hergé. Michel Daubert. Zephyrum. 480 páginas. 45 euros.

Museo Hergé trae a casa del lector la experiencia de visitar el museo homónimo, situado en Louvain-la-Neuve (Bélgica), una auténtica isla del tesoro para los amantes de Tintín y del resto de creaciones del artista belga. Desde la propia concepción del edificio, obra del arquitecto Christian de Portzamparc, con esos grandes ventanales que asemejan viñetas, todo el museo es una celebración del cómic, de su riqueza artística y su potencia visual, que encontró en Hergé un hijo predilecto, un visionario y un profeta.

Publicado en nuestro idioma por Zephyrum Ediciones, distribuidor oficial de Tintín en España, el presente libro tiene una sólida hechura y los hermosos acabados de un libro objeto, está rematado con una icónica imagen del propio Tintín en cubierta y tiene los cantos pintados en el blanco y rojo del cohete que llevó a la Luna al personaje. A lo largo de los siete capítulos del volumen, que siguen el recorrido de las salas del museo, el escritor y periodista Michel Daubert nos introduce en el legado de Hergé, en su vida, en sus fuentes artísticas, sus lecturas, sus intereses y en el universo mismo de sus fascinantes creaciones, especialmente en el de su personaje más inmortal, Tintín. Como si de un guía se tratase, Daubert es la voz que nos acompaña constantemente a lo largo del libro, pero claro está que el discurso principal, la almendra de Museo Hergé es su asombrosa profusión de imágenes: fotografías, carteles, bocetos, originales, páginas de historieta, documentos, maquetas…, más un breve repaso visual por los álbumes dibujados por Hergé y una bibliografía. En suma, el libro es un todo un festín para los ojos, y uno no se cansa de mirarlo y remirarlo. Además de la edición para librerías, existe una edición de coleccionista limitada a 200 ejemplares, que casi triplica el precio del libro ordinario y que incluye una hermosa litografía inédita de Tintín perteneciente a Los cigarros del faraón; dicha imagen proviene de una colección particular y se usó originalmente como portada de Le Petit Vingtième en noviembre de 1932.

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