Toros

Una fría tarde con candela dentro

  • Andrés Romero con tres orejas, Lama de Góngora con cuatro y Alejandro Conquero con las dos del quinto salen a hombros en la plaza de Lucena del Puerto que tuvo pobre entrada

Una fría tarde con candela dentro

Una fría tarde con candela dentro / Paco Guerrero (Lucena del Puerto)

Iba para Lucena con esa rabia que da pensar en esos dos Guardia Civiles asesinados en Barbate. Pena que nadie remediaría con ningún minuto de silencio al uso tras un paseíllo. Tristeza por tanto despropósito contra un cuerpo ejemplar que ayer también andaba presente en la tarde, como es habitualmente su trabajo en lides taurinas. Especulaba la tarde lucenera con tres toros de quitar las ganas. Amén de todo, la tarde especulaba también con el sombrío panorama de un tendido demasiado vacío de espectadores. Las palmas no sonaban en coro potente porque las manos eran contadas. Se veía venir el frío. Parecía todo a la contra a pesar de que Lama de Góngora había sacado a pasear ese toreo de trazo elegante y dispuesto y con el se adueñarse de la mediocridad de ese toro cuarto mermado de fuerza pero apuntando nobleza. Fue de lo poco lucido pero la faena apuntó a ilusionar con el temple por bandera para sacar del fondo de armario del de Osborne un importante manojito de muletazos. Después de las caídas vino la calma. La calma que impone el temple para enseñar todo lo bueno que había dentro del animal. Importante el sevillano. Por encima de cualquier escenario y circunstancia, la faena se mostró bella e inteligente; cuajado el toro por ambos pitones . Acariciando el toreo y llevando la sensación de que lo bueno que ocurrió en el desrazado abreplaza también fue mérito de un torero en sazón.

El brillo de la bravura

Dicen que dos que duermen en el mismo colchón se muestran con la misma condición. Así que en ese colchón exitoso del festejo a Conquero le dejó el sorteo el mejor toro de la tarde. El de más cuajo. No de estampa, porque esa la tuvo el burraco sin clase ni fuerza que le privó de poder torear ni cuajar algo determinante en su primer turno. Pero éste sí. Éste quinto (que verdad ayer tarde el dicho de no hay uno malo) porque esa extraordinaria bravura que tuvo el de Osborne redimió la poca suerte del onubense ante el segundo. No es Conquero de andarse por las ramas y ya en el capote se arrimó en un lanceo muy comprometido con el toro aun sin fijar pero dejando ya estela de lo que traía entre su raza de toro importante. En esa linde donde anida la vergüenza torera Conquero vino a crecerse ante un oponente que se metía de lleno en la muleta del torero cuando este le mostraba el engaño. Importante y leal el torero con una faena que tuvo un ritmo constante y que al margen de las ganas evidenció en toda ella oficio y buen manejo de los terrenos y especialmente esa bravura con la que contestó muy firme a la condición del toro dejándole la muleta muy puesta por ambos pitones. Alejandro es capaz de tocarle las narices al miedo más ayer no hizo falta. Solo planchar la muleta y embarcar una embestida de mucha calidad.

Romero, soberbio

Andrés Romero había estado sobrio con el primero de su lote. Un sotodelafuente que aparte de su explosiva salida no tuvo nada más que dudas y escasos recursos de fortaleza. Cumplidor el rejoneador la faena solo tuvo el tono del oficio de un torero en sazón. Pero ese sexto llevaba carbón en sus patas y Romero brilló ya en ese recibo doblándose con mucha torería y apresto. Aquello no paraba; ninguno de los oponentes se daba tregua y el espectáculo crecía a cada par de banderillas, a cada embroque; en cada instante donde Romero se salía torero y vencendor del duelo. Con Fuente Rey y Farrugia en liza todo llevo a destilar en un pasaje brillante y torero de mucho apresto y categoría con el rejoneador llevando su oficio a lo mas alto y la torería al límite. Aseguro que ayer Romero cuajó una de las grandes faenas de su carrera porque cada instante mostraba ese riesgo medido que tiene más emoción en cites ajustados; porque cada instante se hizo bello con los caballos entregados y el rejoneo soñando por encima de cualquier plaza. Como son los sueños de bonitos. Solo que ayer Romero no estaba soñando sino haciendo soñar.Tres toreros a hombros y el frío tras de ellos para cerrar la tarde.

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