Cultura

Vestigios imborrables por la globalización

  • Eduardo Lostal presenta su exhibición, ‘Confines’, en la que recoge 35 instantáneas de sus viajes por los lugares más exóticos e inhóspitos del planeta

Exposición de Eduardo Lostal en Latitudes.

Exposición de Eduardo Lostal en Latitudes. / Alberto Domínguez (Huelva)

Las orillas más alejadas de la globalización descansan en las instantáneas con las que Eduardo Lostal se personaba en Latitudes en el marco de la exposición –provista de 35 imágenes tomadas durante 12 años– que organizaba la Universidad de Huelva en el rectorado.

Despojado del calor reconfortante del hogar occidental, el fotógrafo santanderino creaba nuevas vidas en su cámara. Fascinado por adentrarse en los confines que atesora el planeta, el artista se inmiscuía en la hostilidad inherente a los más exóticos e inhóspitos lugares.

El germen de soñador aventurero golpeaba continuamente al pomo de la puerta de la cabeza de Lostal gracias, en parte, a los cromos que coleccionaba durante su infancia, los cuáles retrataban mundos misteriosos. Desde el gélido clima que soportaban los nenet de la tundra siberiana hasta la despiadada meteorología de la selva.

Es entonces cuando se inicia el proceso de aprendizaje que elimina los miedos de Eduardo Lostal y que le evidencia que “la mayor parte de la humanidad es hospitalaria”. La acogida que siente en cada suelo que pisa le reconforta y le anima a continuar su sueño de explorar huellas que la globalización no ha sido capaz de borrar.

Su primer viaje tuvo como destino Papúa Nueva Guinea, donde un hombre, de nombre John, le sumió en los interiores de un bosque que se asemejaba “a una ciénaga”. Si bien la situación era cuanto menos cruenta por el temor que arrojaba un espacio así, 15 años después volvía Lostal para convertir ese país en su punto de inflexión como fotógrafo. El citado lugar le brindó ese carácter de introspección que Eduardo Lostal ansiaba sentir y, por consiguiente, empezó a viajar más y a profesionalizar sus excursiones por el mundo.

Esta experiencia le valió al artista para cazar los últimos vestigios de las comunidades más singulares que pueblan el planeta. Su proyecto, Confines, es , además de un bello retrato, una crónica informativa de aquello que la globalización trata de hacer desaparecer. Así, el carácter actual conforma una de las particularidades que enriquecen la obra del contrastado fotógrafo.

Precisamente, Lostal se refirió a su deseo de haber nacido en tiempos anteriores, cuando los exploradores confeccionaban el libro del planeta para mostrar por primera vez las singularidades del planeta, aunque también reconocía “la alegría” que le producía retratar los espacios más intactos, muy diferentes de los paisajes enmarcados en las instantáneas de Leni Riefenstahl o Angela Fisher.

Durante la presentación de su exposición, Eduardo Lostal aseguraba que Confines buscaba cumplir su deseo de convertirse en fuente de inspiración para los demás y en un legado para los más jóvenes, quiénes tienen ante sí la posibilidad de sumergirse en un mundo del que carecen de información.

Entre los escenarios más recurrentes figuran el continente africano –sobre todo, Kenia, Angola, Etiopía y Sudán del Sur–, las antípodas –Indonesia y Papúa–, las regiones heladas –Siberia, norte de Mongolia–, el Amazonas venezolano y algunos países asiáticos que aún exhiben rastros de la esencia que tuvieron en tiempos pasados.

La apertura de la muestra contó también con la participación de la vicerrectora de Extensión y Relaciones Institucionales, Joaquina Castillo, quien destacaba “la categoría y calidad de un fotógrafo que se presume como un referente en el panorama internacional”; y del director de Latitudes, José Luis Ruiz, que expresaba el “carácter muy suyo” de todos los artistas que forman parte de Latitudes, una ventana a otros mundos que aún no se han quitado el velo para exhibir su cara al exterior.

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