Historias del Fandango

Cantaores invidentes: La Ciega de Jerez

Casa Juanito el Dorado, Barcelona. La Ciega de Jerez y otros artistas en fiesta.

Casa Juanito el Dorado, Barcelona. La Ciega de Jerez y otros artistas en fiesta.

SE llamaba Manuela Domínguez, era natural de Jerez de la Frontera y el nombre artístico le vino dado por la ceguera que padeció. No se conocen fechas concretas de su vida, sino que nació en el último tercio del siglo XIX y falleció en Madrid, teniéndose noticias de actuaciones suyas hasta finales de 1929. Consiguió la mayor popularidad por los años 20 del siglo pasado, y actuó preferentemente en la capital de España y en Barcelona. Fue cantaora jonda, destacando su cante por bulerías y saetas y siendo muy bien valorada “por su arte y su escuela, rememorando el ambiente gitano y castizo de Andalucía”. Fueron frecuentes sus actuaciones en Casa Juanito el Dorado, de Barcelona, [1] un café cantante de ambiente flamenco cuyo dueño organizaba espectáculos. En este local actuó en numerosas ocasiones, donde era anunciada como “la revolución del cante flamenco” que provocaba “entusiasmo indescriptible y ruidosas ovaciones”, según el cronista de La Vanguardia.

[1] Casa Juanito el Dorado, Barcelona. La Ciega de Jerez y otros artistas en fiesta. [1] Casa Juanito el Dorado, Barcelona. La Ciega de Jerez y otros artistas en fiesta.

[1] Casa Juanito el Dorado, Barcelona. La Ciega de Jerez y otros artistas en fiesta.

Compitió por la Copa Pavón

En 1926 participó en el concurso de la Copa Pavón de Madrid, compitiendo con Manuel Vallejo, Manuel Centeno, Manuel Torre, Angelillo, Rosario la Cordobesa, La Trianita, La Chata... hasta un total de quince artistas de primera fila. Este año se le tributó un homenaje cuyo propósito fue recaudar fondos para sufragar los gastos de una operación para recuperar la visión, pero se ignora cuál fue el resultado de la misma. Numerosos compañeros artistas se sumaron a colaborar con ese fin.

Participó también en el festival en el que se presentó en Barcelona don Antonio Chacón, en 1927. En 1929 interpretó saetas en la proyección de la película Currito de la Cruz, en Madrid; más tarde, parece que participó en fiestas privadas en el colmao Los Gabrieles, pero a partir de ahí se perdió su pista y se desconoce el resto de su vida. [2]

[2] La Ciega de Jerez. [2] La Ciega de Jerez.

[2] La Ciega de Jerez.

Juan Breva*

El veleño fue el cantaor que acaparó la popularidad de toda una época en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del siglo XX. No se quedó ciego hasta la última etapa de su vida, pero hay que situarlo entre los cantaores invidentes, por cuanto así vivió su última década y fue ese el periodo en el que grabó sus últimos y más conocidos discos.

Cuenta Gonzalo Rojo en su libro Juan Breva; vida y obra, que la muerte de su hijo Pepe, en 1906, le produjo un inmenso decaimiento y dejó de cantar un tiempo. Al retomar las actuaciones, tras una gira por Extremadura y Madrid volvió a Málaga y, regresando de un festival en Cártama, se cayó de la mula a lomos de la que atravesaba el rio Pereila y se hizo una herida en la cabeza que agudizó aún más la ceguera, que ya había comenzado a manifestársele. Pero aún con esa minusvalía grabó en 1910, con más de setenta años de edad, cinco discos bifaciales, en los que dejó plasmados sus malagueñas y fandangos veleños, inspirados en los aires verdiales de su tierra. Breva lo cantó prácticamente todo, pero solo han llegado hasta nosotros las malagueñas, fandangos, peteneras, guajiras y tres soleares.

Federico García Lorca escribió sobre él: “Juan Breva tenía cuerpo de gigante y voz de niña. Nada como su trino. Era la misma pena cantando detrás de una sonrisa… Como Homero cantó ciego. Su voz tenía algo de mar sin luz y naranja exprimida”.

Figura excelsa del cante

Se suele considerar a Juan Breva como el cantaor más importante del siglo XIX, padre de las malagueñas al compás del toque abandolao, a las que rehizo partiendo del fandango verdial de Vélez-Málaga. Amigo del rey Alfonso XII, cantó en numerosas ocasiones en la corte, en los teatros de Madrid y de toda España. Elevó el flamenco de la tarima del café cantante al escenario del teatro, con todo lo que eso significó, con su potente voz haciendo palos considerados menos jondos. Cambió los gustos flamencos del público y puso de moda cantes más populares; de ahí que –dada su enorme dimensión e influencia como artista– más tarde se le acusara de culpable del decaimiento de los estilos jondos. Chacón fue uno –no el único, desde luego– que le culpabilizó de la crisis en que entró el cante jondo.

Escultura de Juan Breva en Vélez-Málaga, realizada en 1970 por Jaime F. Pimentel. (Foto: Wikipedia). Escultura de Juan Breva en Vélez-Málaga, realizada en 1970 por Jaime F. Pimentel. (Foto: Wikipedia).

Escultura de Juan Breva en Vélez-Málaga, realizada en 1970 por Jaime F. Pimentel. (Foto: Wikipedia).

Murió en junio de 1918 y varios compañeros de profesión recaudaron dinero para sufragar el entierro, porque la situación económica de aquella celebridad que había sido, el artista que cobraba en monedas de oro por sus actuaciones, llegó al fin de sus días en situación precaria. Pero no le faltó el aprecio, la admiración y el respeto de los aficionados, que siguieron llamándole siempre “el señor Juan”.

(Continuará)

(*) Nota: La figura y obra de Juan Breva ya fue tratada en esta serie de Historias del Fandango los días 14 y 21 de noviembre de 2021.

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