Sabina Puértolas | Soprano

"Soy más Musetta que Mimì"

  • En su primer disco en solitario, la soprano Sabina Puértolas ha registrado doce canciones de Emilio Arrieta y un estreno de Alberto García Demestres

Sabina Puértolas y Rubén Fernández Aguirre durante un recital

Sabina Puértolas y Rubén Fernández Aguirre durante un recital / Miquel González

Aunque nació en Zaragoza en 1973, Sabina Puértolas se considera navarra. "Mi sangre es del desierto de los Monegros, pero llegué con 15 días a Tafalla y me crie allí. He cantado jotas navarras, he estudiado en los conservatorios de Tafalla y Pamplona… Emilio Arrieta era de Puente la Reina, un pueblo al lado de Tafalla, así que era ideal para dedicarle mi primer disco en solitario."

–¿Cómo le llega el proyecto?

–Me viene dado, porque es una idea de Rubén Fernández Aguirre. Pensó en mí como ideal para dar voz a estas canciones. Hemos tardado dos años: uno se nos fue en rodarlo, en hacer conciertos para presentar estas canciones al público y preparar y ofrecer la obra de Alberto García Demestres, que es muy difícil. Lo grabamos el año pasado en Granada y el 5 de junio de este año fue la presentación a los medios. Estoy muy contenta, porque tenía mucho miedo a este primer trabajo. Hay que hilar muy fino. La grabación fue muy intensa, porque repetimos mucho; aunque veníamos muy preparados por haberlas rodado durante un año en conciertos, queríamos que todo fuera perfecto, pero sin perder la esencia de mi estilo más natural de canto, que es sensual y tiene que ver también con lo visual, mis caras, mis acentos, mis dejes. Creo que lo hemos plasmado muy bien. Puede imaginarse perfectamente cómo me estoy moviendo.

Los cisnes en palacio - Puértolas Los cisnes en palacio - Puértolas

Los cisnes en palacio - Puértolas

–¿El ciclo de García Demestres es un encargo suyo?

–Sí. Pero no es exactamente un ciclo. Es una obra en secciones, pero continua, que se podría escenificar perfectamente. Se titula Los cisnes en palacio, porque Arrieta fue amante de la reina Isabel II, y la obra sigue esa relación. Al final, ellos ya han dejado de verse, que supongo que fue la reina quien cortó la relación, porque Arrieta le puso después música al Abajo los borbones de García Gutiérrez, y García Demestres incluye ese “Abajo los Borbones” en la estrofa final: la señora está arriba escuchando cómo lo cantan sus súbditos, es muy fuerte.

–¿Había trabajado con Rubén Fernández Aguirre antes de que le propusiera este disco?

–Sí, habíamos hecho hace mucho tiempo un concierto junto a Ismael Jordi. Y después de muchos años, nos reencontramos en plena pandemia para un concierto en Peralada y fue un colpo di fulmine, como se dice en italiano, enamoramiento a primera vista, y desde entonces hemos hecho todos los conciertos del mundo. Gracias a él, yo también he perdido el miedo al concierto. Yo soy de moverme mucho en el escenario, de disfrutar, necesito parapetarme detrás de un personaje. Me da mucho respeto cantar para la gente vestida sólo de Sabina Puértolas acompañada por un piano. Y con él he perdido ese miedo. Doy gracias a que el destino lo haya puesto de nuevo en mi camino. He crecido muchísimo en estos últimos tres años con él. Me ha sacado de mi zona de confort y ahora me siento mucho más madura, más segura.

–Son doce canciones de Arrieta casi desconocidas.

–Sí, muchas estaban en manuscritos: yo fui a buscar una al Conservatorio de Madrid y la directora cogió el manuscrito con unos guantes y sólo me permitió hacerle fotos. Algunas piezas estaban sin terminar: un amigo de Rubén, compositor en Bilbao, las terminó. Eran canciones que si se cantaron en su tiempo luego habían desaparecido de la circulación.

–Hay seis canciones en italiano y seis en español, ¿los estilos son diferentes?

–Son distintas. Han sido duras de preparar, porque si no tienen la dureza del canto tienen la dureza del decir, porque en algunos casos son minióperas, parecen Verdi, Bellini, Donizetti, pero todo concentrado en tres o cuatro minutos. O por ejemplo ¡Pobre Granada! tiene la dificultad del decir, ese deje andaluz... Son muy complicadas y justo por eso tardamos tanto en decidirnos a grabarlas, queríamos tenerlas muy interiorizadas, porque había mucho que sacar de ellas: de la primera lectura y el primer concierto que dimos con estas canciones a lo que estamos haciendo ahora va un mundo. Cada vez que te acercas a ellas encuentras nuevos recovecos y eso lo hace muy excitante para el intérprete.

–Usted se ha dedicado básicamente a la ópera, ¿la técnica siempre es la misma o hay que cambiar algo al enfrentarse a un recital de canciones?

–La base técnica es la misma, pero la forma de enfrentarte a una representación operística es diferente. Si un día te encuentras un poco mal por lo que sea, en una función de ópera puedes disimularlo; ante el público hora y media tú sola, es imposible, ahí estás completamente desnuda, eres tú, tú técnica y tu decir, además en un recital que muchas veces haces ópera, zarzuela, canciones, cada género con su propio código, su forma de decir.

Sabina Puértolas Sabina Puértolas

Sabina Puértolas / Nano Cañas

–Se lo preguntaba porque la escucho en el disco y desde el principio, con las canciones españolas, la veo con la voz colocadísima, impostada, con una técnica muy canónica…

–Sí, bueno, pero también hay susurros, dejes… Yo quiero divertirme y hacer que el público entienda y sienta lo que yo estoy entendiendo y sintiendo. En la obra de García Demestres hay hasta orgasmos, hay gritos, desesperación, es Isabel II contando su vida íntima, mi marido que no me sirve y este chiquito para el que he hecho construir el Teatro Real… Es además una obra extensa y hay que evitar que suene monótona, en primer lugar para mí.

–Su repertorio de ópera sigue muy centrado en sus papeles de lírico-ligera, ¿está evolucionando hacia papeles más líricos?

–Estoy tan a gusto donde estoy… No es que no me atreva con roles más líricos o más pesados. Pero si estoy tan a gusto y mi voz sigue joven no quiero pasar esa línea, no lo necesito. Está claro que con la edad la voz evoluciona, pero yo no la fuerzo, mantengo los agudos y tengo más cuerpo en el centro y los graves, pero me divierten mucho los personajes de lírico-ligera. Voy a retomar Traviata este año en Jerez, que es algo que me apetece, porque al principio de mi carrera hice muchas traviatas. Después de haber hecho Manon y haberme encontrado tan a gusto en ese acto final, quiero retomar el personaje de Traviata. Pero sigo haciendo Gildas, seguiré haciendo barroco, vuelvo a hacer Musetta...

–¿Pero no se ve como Mimì?

–No, y me lo han propuesto, pero es que como persona soy más Musetta que Mimì, y no me cuesta nada hacer Musetta. No es por enfrentarme a papeles nuevos, pero no quiero perder el timbre que tengo y la facilidad para subir arriba por hacerlo todo más central, y además Puccini… tienes que saltar una orquesta, y eso es darle, darle caña a la voz.

Sabina Puértolas Sabina Puértolas

Sabina Puértolas / Nano Cañas

–¿Qué tiene ahora?

–A mediados de agosto me voy a Oviedo para empezar los ensayos de Manon, que hice por primera vez en Jerez con Ismael Jordi. Luego lo hice en Chile, con la preciosa producción de Emilio Sagi, y allí me dieron el Premio del Círculo de Críticos de Santiago por el personaje.

–Lo francés se le da bien…

–Sí, me encanta. El idioma ya no es un problema y me siento muy identificada también con ese repertorio. Es cierto que en mi carrera he hecho mucho barroco y algunos me catalogan casi como una especialista, pero lo he hecho siempre desde mi punto de vista, mi técnica no es plana, yo sigo vibrando la voz, porque eso es sano para mis cuerdas vocales…

–¿Es saludable el repertorio barroco para un cantante lírico?

–Absolutamente. Es como pasar por un hospital o por un spa para descansar la voz, Haendel, Monteverdi y hasta Mozart… Tienes que dejar libre la voz, y allí exploras además tu musicalidad, porque no todo está escrito y tienes que poner mucho de ti para dar vida a un personaje, a un aria. El barroco me ha servido muchísimo. Agradezco mucho a Christophe Rousset, que fue el primero que me descubrió que yo servía para la ópera barroca en una época en que yo no tenía ni idea de que podría irme bien.

–Después de Manon…

–Me voy a Chile, donde debutaré en Don Pasquale con Celso Albelo y Evelino Pidò. Después regreso, tengo quince días y me voy a Tenerife a hacer la Manon de Emilio Sagi. En diciembre tenemos un concierto en Granada para presentar el disco.

–Le cancelaron su debut en el Metropolitan de Nueva York con El barbero de Sevilla por la pandemia, ¿lo ha podido recuperar?

–No. Pero procuro no frustrarme. Si tiene que llegar pues llegará. Yo entiendo que para el currículo habría sido genial. Pero me siento muy a gusto haciendo lo que hago, cantando donde canto. Entonces le doy la importancia necesaria.

–Es su primer disco en solitario, ¿le han quedado ganas de otro?

[Risas] Sí, bueno, algo hay.

–¿Se puede contar?

–No, no, yo les he trasladado mi responsabilidad a Paco Moya y a Rubén, y que ellos se inventen el proyecto. Pero me ha encantado hacerlo, porque además le voy a contar un secreto: yo nunca me gusté. A mí no me gustaba escucharme. Sin embargo cuando escucho esto, lo disfruto mucho, me encanta… Tiene un swing… [y tararea]

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