Huelva

La vida detrás de las atracciones

  • Los feriantes comienzan a levantar el vuelo tras dieciocho meses parados

  • Sin ayudas, muchos han terminado recurriendo a Cáritas

Dos feriantes limpian su caravana

Dos feriantes limpian su caravana / Rafa del Barrio

Con la pandemia muchos sectores se vieron obligados a cesar su actividad de forma indefinida, entre ellos los feriantes. Ahora tras 18 meses de parón obligatorio, parques de atracciones itinerantes como Vive Park propician la vuelta al trabajo de miles de familias que llevan en el oficio muchas décadas, como las de Luis, Rafa, Nacho o Florencio.

Para ellos es casi imposible hacer planes de futuro, viven en una incertidumbre total de la que se resienten tanto económica como psicológicamente. “Estas ferias, entre comillas, nos han ayudado a poder ir llenando la olla pero sobre todo nos está ayudando psicológicamente”, comenta Nacho. “Es muy duro ver como el negocio en el que llevas toda la vida está parado en una nave”. Los ingresos no salen a cuenta, viven al día y pagan constantes gastos ineludibles tanto de sus atracciones, como de sus caravanas o casas. Durante los meses en los que estuvieron parados no recibieron ayudas por parte de las instituciones, convirtiéndose en un sector abandonado a su suerte.

Personas como Rafa, con 62 años y más de 40 años en el oficio de feriante, han terminado pidiendo ayuda a sus familiares y amigos para subsistir. “Cuando todo paró, lo único que me preguntaba era, ¿dónde voy?, he dedicado mi vida a esto”, confesaba. “Otros han optado por vender su casa y vivir en las caravanas, rehipotecarse o pedir comida en Cáritas o Cruz Roja, aunque esté feo decirlo”.

Pero ahora, incluso con ferias como Vive Park, las cuentas siguen sin salir. Desde abril deberían llevar cerca de 20 ferias a sus espaldas. Es agosto y la mayoría sólo ha trabajado entre dos y cuatro y no saben si las Colombinas será su última parada del verano. “Cuando termine aquí, paro durante un mes, hasta septiembre no tengo nada”, explicaba Luis.

“Muchos pueblos, como Isla Cristina, se han echado para atrás, por eso también queremos agradecer al Ayuntamiento de Huelva por montar este parque, que aunque no sea una feria normal nos ayuda a subsistir, y a pesar de los horarios nos vendría muy bien estar aquí una semana más”. Después de Huelva, algunos tienen varios compromisos como Lepe o Almería, pero ninguno sabe a ciencia cierta si podrán celebrarse debido a las restricciones impuestas.

Las medidas anticovid son estrictas en todo el recinto ferial. Carteles, megafonía y vigilantes se encargan de que se cumplan todas las atracciones, cuentan con un aforo limitado, geles desinfectantes al entrar y mascarilla obligatoria. Medidas muy apoyadas por los feriantes, “nosotros cumplimos todas las medidas, somos los primeros en hacerlo. Nuestra seguridad es la de ellos”, aclaraba Rafa. Aunque todos coincidían en una misma queja: los horarios impuestos.

En Huelva tras la última subida de contagios, el Consistorio redujo dos horas el tiempo que Vive Park estaría disponible para el público, establecido ahora de ocho de la tarde hasta la medianoche. Su jornada laboral ha quedado reducida a cuatro horas. Esto termina provocando que no se gane lo esperado y que la afluencia baje, “la gente cuando quiere venir ya hemos cerrado, deberían dejarnos los mismos horarios que al ocio nocturno”, criticaban.

A pesar de las pérdidas ocasionadas los precios son los mismos que en años anteriores, e incluso se celebró el primer día el tradicional día del niño. Los precios descendieron un 50%, a lo que el público respondió con una gran afluencia que se ha desinflado progresivamente, tal y como explicaban los propios feriantes. Por eso, temen que las jornadas que quedan no salgan rentables, aunque prefieren estar aquí trabajando durante más días a moverse sin tener un próximo destino claro.

Los feriantes denuncian su situación, se sienten criminalizados, viven día a día en una constante balsa de medusa, sin saber si el futuro que viene será propicio para su profesión. La crisis económica consecuencia de la crisis sanitaria propiciada por la Covid-19 ha afectado a todos los sectores y los afectados lo saben. “Si la gente no tiene dinero no vendrán a las ferias y nosotros no tendremos para comer. No hemos pedido ayuda en todo el tiempo que hemos estado parados pero ahora ya es inviable si seguimos sin trabajar”, señala Florencio. “Los gastos que tenemos son muy altos, estamos todos endeudados, el 70% de lo que ganamos va destinado a los gastos, y los gastos son los mismos que en años anteriores a la pandemia, pero ahora solo ganamos un 20% de lo que ganábamos”.

Para poder reducirlos muchos de ellos han dejado atracciones atrás, pasando de llevar cinco a poder montar solamente una. Las contrataciones también se han visto resentidas y de contratar a varias personas para cada atracción ahora cuentan solo con la ayuda de la familia.

Los empresarios no ven buenos augurios en el futuro, “esto no se va a solucionar el año que viene, hasta dentro de cuatro o cinco años no conseguiremos levantar cabeza

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