El mayor temporal de la costa onubense es la falta crónica de medios

La costa de Huelva sufre cada año el embate de los temporales, con constantes regresiones de arena, el mobiliario urbano destrozado y una crónica falta de servicios que le permitan despegar como el destino de primer nivel que podría ser. La problemática de las playas tiene mucho que ver con la falta de una planificación global, de un actuación general que hubiese ordenado desde hace décadas las actuaciones en los municipios costeros onubenses. Ni se pusieron los medios para evitar los problemas con un urbanismo desordenado ni después se aplicaron soluciones. Los contratiempos a los que se enfrentan las playas onubenses de forma cíclicas son una prueba más de la falta de atención que sufrió la provincia durante demasiado tiempo.
Los convocantes de la manisfectación del próximo 4 de marzo en el paseo de la Ría exigen de las administraciones un plan continuado de mantenimiento y regeneración de la costa así como su dotación de servicios.
El paseo marítimo de Matalascañas, por ejemplo, desaparece de forma frecuente cuando las olas superan las arenas. Y no es poco frecuente. No es diferente a los destrozos que ocasionalmente se producen en El Portil o El Rompido, donde además la pérdida de arena es una constante. Hay puntos en los que la playa permanece alimentada de forma artificial por las aportaciones externas. Otros núcleos como Mazagón quedan protegidos por el espigón de su puerto deportivo, si bien no evita que otras zonas de la propia playa queden expuestas a las corrientes generadas. La Antilla o Isla Canela no quedan libres de los destrozos cíclicos.
En 2016 este diario publicaba: “El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a través de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, ha iniciado esta semana en las playas de Huelva las obras asociadas a la resolución aprobada por el Gobierno de España el pasado día 18 de mayo para destinar inversiones de emergencia a los ocho municipios costeros de la provincia azotados por los últimos temporales”. La historia es un bucle constante. Se arreglan desperfectos pero no se aportan soluciones para evitarlos.
Pero las deficiencias de la costa onubense son tanto estructurales como funcionales. Falta una red de carriles bici que conecte todos los nucleos en un destino sostenible y atractivo para un público en crecimiento. El incremento de la población en temporada vacacional ocasiona no pocos problemas a los ayuntamientos, incapaces de absorber con los servicios necesarios. Aparcamientos, accesos debidamente habilitados, zonas de estacionamiento de autocaravanas o algo tan básico como las conexiones de los núcleos costeros con la A-49 son esenciales.
Las carencias de la costa onubense son transversales. Gran parte de los déficit provinciales son aplicables a escala en las playas. La falta de medios sanitarios, la imposibilidad de acceder a cualquiera de los núcleos por otro medio diferente al coche o la falta de una red de vías hacen que moverse por el literal sea en ocasiones un verdadero quebradero de cabeza.
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