La playa de La Antilla e Islantilla llegará a un ancho mínimo de 70 metros con la aportación de arena
La actuación cuenta con una inversión de 3,5 millones de euros
La aportación de arena a la playa de Matalascañas empezará en septiembre

La regeneración del frente costero mediante la aportación artificial de aproximadamente 491.454 metros cúbicos de arena procedente de un yacimiento submarino ubicado frente a Punta Umbría, a unos 2,9 kilómetros de la costa, permite alcanzar un ancho mínimo de 70 metros de playa seca tanto en La Antilla como en Islantilla. El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha visitado este viernes las obras de regeneración que la Dirección General de la Costa y el Mar del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) está ejecutando en las playas de La Antilla e Islantilla, en los municipios onubenses de Lepe e Isla Cristina, con el objetivo de frenar la regresión de este tramo del litoral onubense y recuperar superficie de playa emergida.
Las actuaciones en La Antilla e Islantilla cuentan con una inversión de 3,5 millones de euros con cargo a los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y permitirán "garantizar" la funcionalidad del sistema playa-duna, "reforzar su papel de protección frente a temporales" y "asegurar su uso y disfrute en condiciones adecuadas tanto para la ciudadanía como para el ecosistema", ha dicho.
El proyecto, prácticamente finalizado, contempla dos intervenciones principales. De un lado, la regeneración del frente costero mediante la aportación artificial de aproximadamente 491.454 metros cúbicos de arena, y, por otra parte, se está ejecutando la construcción de un espigón de unos 160 metros de longitud en el extremo oriental de la playa de La Antilla. Esta estructura, formada por bloques de escollera, actuará como barrera parcial al transporte longitudinal de sedimentos, contribuyendo a frenar la pérdida de material y mejorar la estabilidad del litoral.
Las obras, que tienen un plazo estimado de ejecución de seis meses, se enmarcan dentro de una estrategia integral de adaptación al cambio climático en la franja costera andaluza, y responden a la continua regresión que ha venido afectando a estas playas en las últimas décadas.
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