xxIX certamen onubenses del año | solidaridad y valores humanos

El gran valor de no darse importancia

  • Fundador de la Hermandad de Emigrantes en Bocholt y de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas, Juan Gil Zamora fue un soporte esencial para la labor del Padre Laraña

La suya es una vida plagada de buenas obras, pero Juan Gil Zamora se siente muy incómodo cuando escucha hablar de homenajes, premios y recompensas. Se quita todo mérito posible y se desprende del halago, como si las cosas pasasen simplemente porque sí. Y es que su cabeza y su corazón están en otros menesteres: en ayudar a los demás.

Estos días, según comenta, ocupa su pensamiento algo que le pasó recientemente. Cinta Monsalvete, la presidenta de la Asociación de Paralíticos Cerebrales de Huelva (Aspacehu) le llamó por teléfono, le recogió en su coche y le llevó a la residencia, donde le mostró el trabajo que allí desempeña el personal. Juan conoció de primera mano a los usuarios del centro, donde Cinta les contó a todos que gracias a que él les dio un local hace años, el proyecto de la asociación es hoy una realidad.

Si soy sincero, no me gustan las ostentaciones. Para mí todo ha sido fácil. Siempre encontré ayuda"

"Y yo ni me acuerdo de eso. Llevo tantas cosas adelante.... Sí que recuerdo que tuve pensamiento de crear un centro de verano para discapacitados, pero de esto no me acordaba", comenta Juan con asombro.

Fundador de la Hermandad de Emigrantes en la localidad alemana de Bocholt en 1963 e incansable trabajador por los intereses de Huelva, Gil Zamora fue un soporte esencial para la labor del Padre Laraña en favor de los más desfavorecidos en los años 50. Entre otras muchas aportaciones, este onubense hizo que los españoles se integrasen en la Casa de España que, más adelante, desembocó en la hermandad. Asimismo, la ingente labor que realizó, en calidad de presidente nacional de la JOC (Juventud Obrera Católica), le mereció la felicitación del papa Juan XXIII.

Aquello tuvo, tal y como recuerda, mucha repercusión en prensa y televisión. Entonces los españoles desempleados que habían ido a Alemania para trabajar, al no llevar contrato de trabajo, tenían dificultades. "Todos se iban a Bocholt y allí me abrieron las puertas los contratistas y los dueños de las fábricas de textil que estaban cerradas por falta de mano de obra. Se empleó a más de mil españoles", señala.

"Para mi todo ha sido fácil. Siempre encontré ayuda. Quería montar un club para que fuera residencia de los españoles y me dieron un hotelito de dos plantas precioso y bastante grande", asegura. Aquello se convirtió en la Casa de España.

El Consulado le dio la aprobación sin problema alguno: "Me mandaban trajes de gitana y cosas para crear ambiente. Así se hizo el Club Hispano Alemán Virgen del Rocío". Pero la cabeza de Juan seguía dando vueltas. Se preguntaba qué más podía hacer.

Entonces se planteó "hacer algo un poco religioso para encauzar a la gente" y como todas las Casas de España por el mundo tenían una patrona, en acuerdo con los capellanes se convocó una votación. Allí había 400 españoles y solo ocho andaluces. Él quería que saliese una virgen huelvana, pero ese reto era muy complicado. Sin embargo, al hacerse el escrutinio salió por mayoría que la patrona fuera la Virgen del Rocío. Así surgió la idea de crear una hermandad rociera de emigrantes.

Pero la larga y solidaria trayectoria de Juan tiene muchos otros momentos significativos. Entre los momentos con los que se queda, figuran logros que no olvida: "Pude salvar la cooperativa de viviendas Parque de la Luz, crear viviendas sociales para los emigrantes que no tenían nada, así como guarderías o talleres de FP para los jóvenes emigrantes con discapacidad", comenta.

A sus expensas se levantó, por ejemplo, la Cruz de la Alegría de la Avenida Alcalde Federico Molina. También donó el Monumento a San Francisco de Asís y fundó la Sociedad Protectora de Animales y Plantas en 1969, que el próximo año celebrará el 50 aniversario. "Ya estoy proyectando hacer cosas para que se conozca esa labor de medio siglo y me han dado permiso en parroquias para poner unos azulejos", indica. Así, Juan sigue trabajando de manera incansable para concienciar a la sociedad onubense sobre la importancia de respetar la vida de todos los seres.

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