Huelva

La energía se expande en Arroyomolinos de León

  • La Asociación Muti y el CEIP Virgen de los Remedios impulsan a todo un pueblo para obtener autoconsumo y ayudar a los más vulnerables

Bosco Valero, de la Asociación Muti, asesora a sus vecinas en materia de energía.

Bosco Valero, de la Asociación Muti, asesora a sus vecinas en materia de energía. / H. I. (Huelva)

Un grupo de neorurales se unió con una comunidad educativa muy concienciada con el cuidado de su entorno a través del proyecto La energía del cole, tienen el apoyo de su Ayuntamiento y todos juntos forman una comunidad energética. No es un cuento, es lo que ocurre en Arroyomolinos de León gracias al empuje de la Asociación Muti y el CEIP Virgen de los Remedios, un impulso que les ha trascendido y a día de hoy cuentan con el acompañamiento de Greenpeace, el Ministerio de Transición Ecológica, la Agencia Andaluza de la Energía y la Diputación de Huelva.

Nada de esto ha sido flor de un día, es resultado de caminos paralelos que estaban destinados a confluir. La Asociación Muti nació hace cuatro años en Santa Olalla del Cala fruto de un grupo de personas deseosas de dinamizar la oferta cultural, social e interesados por el medio ambiente. Su atención a la energía se acrecentó al percibir la vulnerabilidad energética del medio rural, “muchas veces por desconocimiento”, explica Bosco Valero, presidente del colectivo.

Aunque la pandemia ralentizó el proyecto de comunidad energética local con la colaboración del Ayuntamiento, la Asociación Muti y la cooperativa Aeioluz aportaron la idea ganadora del denominado Renovathon de Greenpeace, un maratón de inteligencia colectiva sobre energía renovable ciudadana. Ganó el proyecto La energía del cole porque, como explica Bosco, “es la pata importante”.

Se refiere al CEIP Virgen de los Remedios de Arroyomolinos de León, un centro con solera en lo que a concienciación medioambiental se refiere. “Hace doce años que llegué al colegio y ya era ecoescuela, lo somos porque hubo unos primeros maestros que sembraron y los demás siguieron regando, eso es un orgullo”, señala Eli Arroyo, la directora. Por tanto, llevan más de una década promoviendo iniciativas educativas relacionadas con la conservación de los recursos naturales.

Esa siembra orginal es literal, porque todo nació con un huerto, “con eso empezamos a hacer ecoescuela, hay fotos de alumnos que están ahora en 2º o 3º de carrera que trabajaron en él en Infantil”. Tienen un castaño que da frutos en el primer trimestre, un mandarino en el segundo y dos cerezos en el tercero, también bancales con semilleros y un pequeño invernadero. En él, hacen actividades con los abuelos, les dicen cómo tienen que hacer las líneas para que salgan rectas.

Este curso han renovado su bandera verde, que concede la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor Adeac-Fee, igual que las banderas azules para las playas. “No es fácil conseguirla ni renovarla; nos visitaron dijeron que no habían conocido un colegio tan concienciado”, apunta Eli Arroyo.

Los alumnos “son los Pepito Grillo que regañan cuando ven una luz o una regleta sin apagar y cuando un maestro enciende una estufa eléctrica”, bromea Valero. Son la patrulla ecológica, así se denomina a los alumnos encargados de vigilar también que no haya cisternas goteando, de regar las plantas y que los residuos estén en su contenedor correspondiente. Cada semana se responsabiliza una clase de esta labor, que se divide en grupos para cada día.

También tienen su comité ambiental con dos alumnos por clase a partir de 3º de Primaria y hasta 2º de ESO. Hace dos cursos el Ayuntamiento suscribió un convenio con la cooperativa de energía Megara y se comprometió a que lo que ahorrasen en energía se destinase al colegio. El comité decide en qué se invierte con esa ganancia para el CEIP Virgen de los Remedios y “para ellos es una motivación extra”, asegura la directora, que añade que “no es sólo cuestión del colegio, es una comunidad energética”. La directora resalta la implicación del Ayuntamiento en este viaje porque “tiene que ser un conjunto en el que cada uno aporte su parte”.

Hace ocho años que a Bosco le cortaron la luz al día siguiente de que se pasara a una cooperativa de renovables, entonces algo hizo clic en su cabeza y ahora anima a “aprender a cultivar kilovatios, como si fueran tomates del sembrado familiar y repartirlos de manera justa en la comunidad”.

A través de La energía del cole se hace esa pedagogía, él mismo es pedagogo, y cuenta con la implicación económica del propio Consistorio, de varias empresas locales, el Ampa y pequeños donantes para completar la primera instalación fotovoltaica. A través del crowdfunding, deben lograr 23.000 euros y tienen hasta las 00:00 del domingo 17, un objetivo que ya pueden dar como conseguido.

En una segunda fase deben llegar hasta los 63.000 euros para ampliar el volumen de la instalación. Los objetivos son el autoconsumo, el uso eficiente de la instalación, controlar los gastos y destinar una parte de la energía a familias del pueblo en situación de vulnerabilidad energética. En enero de este año abrieron la oficina de Alumbra, la comunidad de la energía de Arroyomolinos de León, que nace de un convenio de colaboración de Muti con el Ayuntamiento y que se define como “una comunidad de aprendizaje, apoyo y cuidados que vertebra territorio rural a través del derecho a la energía de sus habitantes”. Una comunidad afectada por la despoblación, que pierde habitantes pero va sobrada de energía.

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