Los docentes y el delito contra la integridad moral por obviar el acoso escolar en Huelva

Memoria del Ministerio Público 2020

Desde 2019 se puede imputar a maestros y profesores la acción delictiva por comisión por omisión, y al titular del centro educativo como responsable civil por ser "guardador del hecho"

Policía nacionales en las inmediaciones de la sede judicial y fiscal de Menores de Huelva hace varios años.
Policía nacionales en las inmediaciones de la sede judicial y fiscal de Menores de Huelva hace varios años. / Josué Correa

Huelva/Desde 2019, la sección de Menores de la Fiscalía onubense asume la instrucción de las diligencias de investigación que se atribuye a los docentes por la comisión de delitos de acoso escolar, "principalmente el delito contra la integridad moral, mediante la modalidad de la comisión por omisión", como apunta el fiscal delegado Alberto Campomanes en su Memoria 2020. Además, se puede considerar al titular del centro educativo como "responsable civil en la condición de guardador de hecho".

En noviembre de 2019 se celebró una reunión en la Delegación Territorial de Educación de la Junta de Andalucía en la que el fiscal al frente de Menores expuso "los inconvenientes que presenta el protocolo contra el acoso escolar en los centros educativos desde el punto de vista de la investigación criminal". En este sentido, se precisa en el documento que la Junta puso en marcha un grupo de trabajo "con el propósito de formular propuestas para su mejora".

Campomanes también participa en la Comisión Provincial de Absentismo, con la que se pretende "dar una respuesta organizada a la situación que ocurre cuando se detecta una situación prolongada de absentismo escolar". Otro órgano es el equipo técnico, que ejecuta el plan de trabajo marcado por la Comisión.

En aquellos casos en el que la actuación de la administración, los servicios sociales y cuerpos policiales resulta insuficiente para la asistencia de los niños de manera regular a las aulas, es el fiscal delegado quien recomienda (o no) la presentación de diligencias en la Fiscalía de Menores "para depurar las responsabilidades" por un delito de incumplimiento de las obligaciones paternofiliales. Las sentencias condenatorias que se tramitan a iniciativa del Ministerio Público son predominantes.

Sala de vistas de la sede del Juzgado de Menores de Huelva.
Sala de vistas de la sede del Juzgado de Menores de Huelva. / Josué Correa

Las extremas deficiencias de la sede del Matadero

La falta de espacio en la sede de la Fiscalía de Menores, que comparte con el Juzgado de la jurisdicción en el Matadero, es “muy grave, puesto que la arquitectura está causando problemas desde el punto de vista de los riesgos laborales”.

Así lo refiere el fiscal delegado, Alberto Campomanes, en la Memoria 2020 (que concierne a 2019), si bien la situación se mantiene prácticamente igual a día de hoy. Entonces se hicieron pequeñas obras en las instalaciones para adaptarlas al fiscal Pablo Belda, que precisa de una silla de ruedas para su movilidad, pero trabaja en un “despacho que no cuenta con luz natural (no tiene ventanas) ni ventilación natural o artificial de ninguna clase, lo que le obliga a trabajar con la puerta abierta hacia el pasillo que sirve de sala de espera”. El despacho de la fiscal Macarena Garrido “funciona al mismo tiempo como zona de paso”.

Los días de declaraciones y audiencias, para más inri, el público “se agolpa en el diminuto pasillo de la Fiscalía, generando ruidos”. Esto tiene dos efectos: de un lado, “reduce la audibilidad de las grabaciones de las audiencias, lo cual tiene un potencial riesgo de generar nulidades”; de otro, provoca “conatos de enfrentamiento en los pasillos de familiares de víctimas, testigos y expedientados. Tan sólo la fortuna y la experiencia de los agentes de la Guardia Civil han evitado que estas situaciones devengan trágicas”.

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