Huelva

579 días de la Virgen del Rocío fuera de la aldea

  • La pandemia alarga la permanencia de la Blanca Paloma en la parroquia de la Asunción de Almonte más allá de los tradicionales nueve meses

  • El entorno de la ermita languidece

El 19 de agosto de 2019 la Virgen del Rocío abandonó su ermita en la aldea a la que da nombre, desde entonces han pasado 579 días y aún no ha regresado. Permanece en la parroquia de la Asunción de Almonte, adonde fue por nueve meses pero la pandemia ha trastocado los planes previstos para la Blanca Paloma.

“Cuando voy a verla a Almonte  su cara parece que me está pidiendo que la traigan, que su casa es El Rocío”, así lo ve Micaela, que regenta junto a su marido un establecimiento de recuerdos en la Plaza del Real de una aldea casi fantasmal. La ermita, pulmón que da aire a este núcleo, sólo abre sábados y domingos, así como la cercana capilla votiva. El gran foco de atracción que supone para los miles de devotos no está y a esta circunstancia hay que sumarle la pandemia y las restricciones de la movilidad que lleva aparejada. Los deseos de Micaela apuntan a que “para septiembre deberían intentar la vuelta” y su cara más realista señala que “volverá en 2022, intentarán traerla de la misma manera que como se la han llevado y este año es imposible”.

Micaela ciñe un mantoncillo de su tienda en la aldea. Micaela ciñe un mantoncillo de su tienda en la aldea.

Micaela ciñe un mantoncillo de su tienda en la aldea. / Alberto Domínguez

A la entrada de la aldea, en el Paseo de la Marisma está situada desde 2001 la tienda Carruajes CR. “Turismo no hay porque la Virgen es lo que atrae”, afirma su responsable, Juan Francisco, cuyo establecimiento está aguantando gracias a la venta de coches de caballos y es el primer soprendido “de que se sigan vendiendo”. Cada uno de ellos supone un desembolso de unos 5.000 euros y está a punto de enviar pedidos a Navarra, Barcelona, Valencia o Galicia. En opinión de Juan Francisco, “hasta que no se vaya la pandemia la Virgen no va a volver”, así que en un plazo de tiempo más corto espera “el momento que abra Sevilla”.Los establecimientos cerrados, tanto de restauración como de alojamiento, son una constante en un día entre semana, así como el mantra que reza “aquí vivimos del turismo” que repiten los que mantienen una apertura casi heroica. 

Juan Francisco en su tienda de guarnicionería y carruajes en El Rocío. Juan Francisco en su tienda de guarnicionería y carruajes  en El Rocío.

Juan Francisco en su tienda de guarnicionería y carruajes en El Rocío. / Alberto Domínguez

Rocío Núñez regenta la Pensión Cristina, en la Plaza del Real, el viernes 19 de marzo, festividad de San José y Día del Padre. Fue precisamente su progenitor el que construyó hace sesenta años una choza que fue el germen de este negocio que parieron sus padres a golpe de tesón y gracias a los cubiertos que pedían prestados a los vecinos para atender a los clientes de aquel entonces. “Arreglaban las habitaciones que ocupaban los ricos y los curas, porque entonces no había muchas hermandades que puedieran albergarles en sus casas”. Ya tiene reservas y un bautizo ayer sábado con cuarenta personas bajo todas las normas sanitarias.

Rocío Núñez regenta la Pensión Cristina, también restaurante, que lleva en pie sesenta años. Rocío Núñez regenta la Pensión Cristina, también restaurante, que lleva en pie sesenta años.

Rocío Núñez regenta la Pensión Cristina, también restaurante, que lleva en pie sesenta años. / Alberto Domínguez

Con una plantilla habitual compuesta por siete trabajadores, ahora abrirán con tres tras acogerse a un ERTE y de momento recupera a los tres empleados fijos.  Considera que “como pronto”, la Virgen no volverá hasta el verano aunque admite que ve esa vuelta “muy difícil, pero nada es imposible”. Defiende que en la aldea “atrae más porque aquí hay más libertad”, la que procuran unos espacios más amplios que los que ofrece Almonte a los visitantes y a las hermandades. “Sevilla ayuda mucho”, afirma con la esperanza de que se suspendan las restricciones entre las provincias andaluzas. Sin embargo, esa apertura no se producirá de cara a la inminente Semana Santa tras la decisión anunciada por el presidente de la Junta, Juanma Moreno, de mantener los límites de la movilidad a los que marcan las provincias.  

Mamen viaja cada día desde Gines para atender su local, es la segunda generación. Mamen viaja cada día desde Gines para atender su local, es la segunda generación.

Mamen viaja cada día desde Gines para atender su local, es la segunda generación. / Alberto Domínguez

Mamen viaja desde Gines a la aldea para abrir de manera intermitente su tienda de recuerdos El Tamboril, muy cerca de la ermita. Es la segunda generación que regenta un amplio local con 25 años de historia y para su padre, este  binomio de coronavirus más la ausencia de la Blanca Paloma “ha supuesto la crisis más fuerte”. En plena romería pueden llegar hasta los 24 empleados y lo normal era que oscilaran entre diez y doce. Ahora son cuatro y para Mamen, la aldea “está muy triste”, aunque tiene la esperanza de que la Virgen “vuelva en agosto”. En este pequeño enclave no faltan las especulaciones en torno al ansiado regreso, incógnitas a falta de certezas. “La Virgen no va a venir en un camión”, dice Mamen, aunque cree que podría llevarse a cabo un dispositivo “muy secreto” que haga realidad los deseos de los que viven en y de la aldea.

José Antonio fue hermano mayor de la Hermandad Matriz en 2006 José Antonio fue hermano mayor de la Hermandad Matriz en 2006

José Antonio fue hermano mayor de la Hermandad Matriz en 2006 / Alberto Domínguez

“La Virgen no se puede mover”, afirma con un convencimiento absoluto José Antonio Ramírez, hermano mayor de la Hermandad Matriz de Almonte en 2006. Trabaja en el acondicionamiento de la última choza que queda en la aldea, anexa al restaurante Toruño, que está cerrado. Para José Antonio “no hay alternativa” al regreso a la ermita tal como marcan los cánones. 

Raquel regenta la administración de loterías de la aldea, el único establecimiento abierto en Navidad. “En verano parecía que no había pandemia”, meses en los que aún no había mostrado en Huelva su peor cara pero ahora, prosigue, “quién se va a juntar en las casas si además no puede venir nadie a verla”.

Estefan dirige el restaurante Las Carretas en la aldea desde hace ocho años. Estefan dirige el restaurante Las Carretas en la aldea desde hace ocho años.

Estefan dirige el restaurante Las Carretas en la aldea desde hace ocho años. / Alberto Domínguez

Estefan llegó a España hace 18 años procedente de Rumanía, los ocho últimos al frente del restaurante Las Carretas frente a la marisma. Con un español que mezcla los acentos rumano y bollullero explica que sólo cerró durante el confinamiento y que ahora “se trata de sobrevivir porque se pierde dinero”. Su local ha pasado de un máximo de ocho trabajadores a los tres actuales, incluidos él y su esposa. “La Virgen, aquí”, dice, con la esperanza de que vuelva a final de año. 

Jesús a las puertas de su tienda, Sergio Vidal Store, junto a la almonteña parroquia de la Asunción. Jesús a las puertas de su tienda, Sergio Vidal Store, junto a la almonteña parroquia de la Asunción.

Jesús a las puertas de su tienda, Sergio Vidal Store, junto a la almonteña parroquia de la Asunción. / Alberto Domínguez

En Almonte, la plaza Virgen del Rocío sigue engalanada con esa catedral un poco menos efímera de lo esperado. Al fondo, en la parroquia de la Asunción, está la Virgen del Rocío, a la que sus devotos rezan diariamente una Salve a las 20:00. Numerosos establecimientos abrazan esa plaza central con la actividad habitual de un pueblo cualquiera. Jesús gestiona junto a su pareja una tienda adyacente a la iglesia desde el pasado diciembre, Sergio Vidal Store. La crisis sanitaria les ha obligado a reinventarse de la mano de las mascarillas de diseño. “La Virgen es foco de atención por devoción, se nota la influencia a pesar del tema territorial,porque  hay menos turismo”. 

Fran en su cafetería Estilo en la Plaza Virgen del Rocío de Almonte. Fran en su cafetería Estilo en la Plaza Virgen del Rocío de Almonte.

Fran en su cafetería Estilo en la Plaza Virgen del Rocío de Almonte. / Alberto Domínguez

“Yo voy con la Virgen”, dice Fran, que nació un mes de agosto en un año de Venida. En su cafetería, Estilo, en la plaza, lleva once años y entiende la situación de amigos y conocidos de la aldea, “algunos han tenido que cerrar”. Su clientela es netamente local y desde un enfoque más económico cree que de los nueve meses que normalmente está la Virgen en el pueblo, “el negocio funciona los dos primeros meses y los dos últimos”. Como almonteño, defiende que la Virgen se tendrá que ir “en su tiempo y en su forma”, es decir, “no hay alternativa”.

La facturación apenas llega al 20% de la de un año normal

Pedro Roldán, presidente de Cepyme Doñana, explica que “ya la pandemia es un desastre, sobre todo para el sector hostelero”, pero en general para todo el tejido productivo de El Rocío. Roldán calcula que la facturación actual apenas llega al 20% de la habitual en prepandemia y “se une el hambre con las ganas de comer”. Roldán destaca que hay negocios que han realizado inversiones “porque han apostado por el destino Rocío”.

“Si la Virgen estuviera”, al menos contarían con ese margen y opina que a Almonte, “tampoco le soluciona” porque la pandemia impide muchas actividades tradicionales. “No compensa el efecto pandemia, aunque algo se nota”, afirma. Defiende que se necesitan exenciones fiscales y ayudas financieras porque “el negocio que cierre es difícil que vuelva”.

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