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¿Cómo debería ser un dormitorio para descansar bien?

¿Cómo debería ser un dormitorio para descansar bien?

¿Cómo debería ser un dormitorio para descansar bien?

El descanso nocturno es clave para obtener la energía suficiente para afrontar un nuevo día. En la noche se reducen los procesos biológicos para disminuir todo lo posible el consumo energético del cuerpo, pero esto solo es eficiente cuando el sueño es profundo. El problema surge cuando las condiciones no están dadas para garantizar este descanso.

Dormir bien está muy relacionado con el sitio porque las condiciones ambientales influyen en el descanso. El dormitorio tiene que estar bien optimizado para tener un descanso saludable, lo que podemos hacer con un poco de esfuerzo adicional. Una buena rutina diaria también ayuda en gran medida a dormir bien toda la noche.

La habitación para el sueño saludable

Existen 3 elementos que influyen directamente en el sueño, y todos se deberían poder controlar sin ningún problema. Quizás lleve un poco de esfuerzo si no tienes todos los elementos a la mano, pero vale la pena. Estos 3 son la temperatura, el ruido y la luz.

La temperatura

Lo ideal es que ronde entre los 18 y 22 grados centígrados porque el frío o calor excesivos provocan que las personas se despierten durante segundos, incluso si no se dan cuenta. El ritmo normal del sueño se altera con facilidad, y la temperatura es lo que más altera a las personas cuando están durmiendo sin llegar a despertarlas.

Para mantener una buena temperatura, basta con tener un sistema de climatización en el dormitorio y colchas apropiadas.

El ruido

Incluso un pequeño barullo constante que no llega a despertarnos por completo nos altera el sueño. No es necesario siquiera que nos levantemos de la cama para darnos cuenta de que dormimos mal, generalmente debido al ruido. Una de las mayores razones por las que debemos dormir de noche es justamente porque el ruido de la calle disminuye.

La iluminación

La luz que emiten los dispositivos electrónicos tiene graves consecuencias en el ritmo del cuerpo y en varias de sus funciones. Se retrasa la secreción de melatonina, se entra en un estado de alerta casi constante y desmejora mucho la calidad del sueño. Algo similar sucede con el resto de la luz, aunque en menor medida.

Es mejor no utilizar los dispositivos electrónicos con tanta frecuencia y dejarlos de lado un par de horas antes de dormir. Además, también hay que evitar las habitaciones con iluminación lumínica o luz en general. Esto incluye la luz natural, pero podría haber iluminación inteligente muy bien medida que no afecte el sueño.

La cama

Las camas de calidad hacen una gran diferencia en el sueño. Nunca se tiene un buen descanso en una cama que no sea realmente apta para ello, incluso si es algo que muchos hacen a diario. No se trata solo de comodidad, sino de que el cuerpo necesita estar de cierta forma para estar en verdadero reposo.

Para empezar, el colchón debe ser firme para que el peso se distribuya de manera uniforme y no cause molestias después de un par de días. Esto no significa que deba ser rígida, aunque es cierto que no va a ser tan cómoda para los que están acostumbrados a dormir en colchones demasiado suaves.

También tiene que absorber la transpiración y evitar la dispersión de calor para mantener una temperatura agradable durante la noche. Extras como ser hipoalergénico se vuelven necesarios para personas que sufren de alergias, en especial los niños. La higiene del mismo es otro factor fundamental.

Por otro lado, una almohada ligeramente dura y no demasiado alta ayuda a mantener una buena postura. Su objetivo real es mantener la cabeza recta, en la misma línea que sigue el cuerpo. Es por ello que una almohada demasiado alta genera problemas a largo plazo al hacer que las vértebras se opriman más de la cuenta.

La rutina

El cuerpo humano funciona con rutinas que se tienen que mantener para que los procesos biológicos se lleven a cabo de la mejor forma posible. Acciones pequeñas como levantarse a la misma hora, tener una dieta balanceada y comer a tiempo y seguir un ritual todos los días antes de dormir marcan la diferencia entre un buen y un mal sueño.

No significa que sea necesario repetir todo como si fuésemos robots, sino tener constantes en nuestro día a día. Poco a poco el cuerpo se acostumbra a tener una hora de dormir o empezar a entrar en reposo después de haber hecho alguna acción concreta como cepillarnos los dientes.

Otra parte de la rutina es estar en un ambiente que nos genere calma y que nos guste. La decoración influye directamente en nuestro bienestar porque nos relajamos al estar en un sitio de nuestro agrado. Por ejemplo, nunca está de más mirar cabeceros y pensar en cambiarlo si crees que te vas a sentir más cómodo así en tu propio dormitorio.

La idea es crear un ambiente propicio para dormir para tener un sueño tranquilo, además de tener ciertas acciones que le indicarán a nuestro cuerpo que ya es hora de descansar. El descanso debería ser tan importante en nuestras vidas como lo es comer.