No hubo este tercer domingo de agosto la tradicional bajada de la Virgen de la Cinta desde su santuario en el Conquero hasta la catedral de la Merced. La situación actual derivada del coronavirus no permitió, por segundo año consecutivo, que se llevara a cabo.

No hubo bajada de la Patrona de Huelva al centro de la ciudad, pero sí rosario de la aurora, que se rezó en el claustro del santuario, tras la misa en honor a la Virgen Chiquita celebrada al alba, que fue oficiada por el rector del santuario, Andrés Vázquez.

La imagen de la Virgen de la Cinta se trasladó hasta la puerta principal del santuario. Este año “la hemos colocado en un altar, en la peana, justo en el centro de la puerta del santuario, y se ha celebrado la misa con la Virgen en un altar hecho ex profeso para ella”, destacó el hermano mayor de la Hermandad de la Cinta, Esteban Brito.

Al igual que el pasado año se colocaron en el claustro unas sillas para las personas que acudieron a la misa, entre las que se encontraba el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz. Fuera, en la plaza de los Capellanes, devotos siguieron la misa y el posterior rosario de la aurora.

Respecto a la imposibilidad de poder realizarse la bajada de la Virgen Chiquita, el hermano mayor de la Cinta apuntó que “las circunstancias de la pandemia son las que mandan” con lo cual los actos celebrados “han sido similar al año pasado, creo que ha sido bastante lucido y la Virgen ha estado expuesta hasta después del rezo del Ángelus, que la hemos recogido”.

En esta ocasión el tercer domingo de agosto coincidió con la festividad de la Asunción y a las diez y media de la mañana se ofició la santa misa de la solemnidad de la Asunción de la Virgen, de manera que “ha habido la misa de las siete y media de la mañana, el rosario, la misa normal y el rezo del Ángelus, y en todos los momentos ha habido una gran afluencia de público”. Brito explicó que “no tiene la espectacularidad de la bajada, pero las circunstancias mandan y lo que es espectacular se convierte en íntimo y recogido”.

El rezo del rosario de la aurora contó, como no podía ser de otra manera, con el acompañamiento de los campanilleros. Como todos los años, desde 1990, la agrupación intervino en el tercer domingo de agosto en torno a la Virgen de la Cinta. Cantaron los cinco misterios del rosario, terminaron con la Salve de los Marineros, y una vez que la Virgen estaba en veneración interpretaron algunas coplillas de las que tradicionalmente cantan en la bajada de la Virgen Chiquita.

Que un año más no haya bajada de la Virgen supone para los campanilleros “la tristeza de no poder normalizar una situación que se lleva haciendo toda la vida, más de treinta años, desde el año 90, pero las circunstancias son las que mandan, lo que los campanilleros tenemos claro es que el tercer domingo de agosto tenemos ese compromiso con la Virgen de la Cinta de ir a cantarle”, subrayó José Antonio Vieira, uno de los componentes del grupo.

Respecto al resto de los actos, el hermano mayor de la Cinta comentó que en principio la novena y la función principal se celebrarán en el santuario “salvo que haya un cambio radical, que no creo que haya. Nosotros todavía tenemos cierto margen para hacer alguna modificación si es posible, pero lo más normal es que los cultos se celebren en el santuario”.

Brito manifestó que tras la remodelación del mirador de la Cinta, “no hay obras y el santuario es más accesible, la plaza de los Capellanes nos da una nueva posibilidad que el año pasado no teníamos por los inconvenientes de la obras, las vallas... que hacía que el acceso fuera más problemático y que el público estuviera más incómodo”.

La hermandad desea que el próximo año la Virgen de la Cinta puede bajar al centro de la ciudad “y se luzca por las calles de Huelva y podamos retomar las costumbres y todos los ritos de la novena, asunción y después la subida, que se pueda hacer como se ha hecho durante todos estos últimos años. Hay que terminar con la pandemia y con todas estas consecuencias”.